Julie Feeney, irlandesa de Galway, 30 y pocos años, se dedica entre otras cosas a la música ¿la conoces?
Espero que sí porque sus trabajos son auténticas obras de arte, pero lamentablemente creo que no es tan popular como merecería serlo, sobre todo a nivel internacional ya que de Julie Feeney sí que podemos decir que es profeta en su tierra.
Por si acaso nunca hayas oído hablar de ella te voy a comentar brevemente las razones por las que deberías conocerla. Julie Fenney es artista, en el más amplio sentido de la palabra, una artista polifacética y de calidad indiscutible. Compone música, pero sin encasillarse; sus temas van desde el pop y el indie, hasta la música clásica, coral y la ópera. ¿Te impresiona? Pues eso no es nada. Julie Fenney además toca varios instrumentos, cuando digo varios me refiero a más de 10: acordeón, violín, armónica,… Y por si esto fuera poco, posee además unas cuerdas vocales privilegiadas, únicas, muchos dicen que atesora la mejor voz femenina ‘made in Ireland’ desde Sinead O’Connor. Pero los méritos de Julie Fenney no acaban aquí, ni mucho menos: también es productora, educadora, actriz de teatro, …incluso directora de orquesta.
Su debut musical “13 songs” hace unos años dejo a público y crítica especializada con la boca abierta, desde entonces todo han sido premios, reconocimientos y éxito de ventas… como digo, principalmente en Irlanda, aunque también en otros países, sobre todo anglosajones.
Puede que su nombre no te suene mucho, pero me niego a creer que no hayas oído ni una vez al menos esta canción (el video ha logrado varios galardones, por cierto).
En cualquier caso, ahora que ya está convenientemente presentada, te comento que Julie Feeney acaba de estrenar hace un par de semanas su tercer álbum “Clocks”, un disco que ha entrado directamente a los 10 más vendidos del país ,… a ganarse ahí su puesto en medio de monstruos musicales como Led Zeppelin o Rod Stewart.
Coincidiendo con el lanzamiento de este trabajo, Julie Feeney ha colgado en su canal de Youtube un mini documento en el que se pueden escuchar fragmentos de sus nuevas canciones a la vez que hace un viaje por el condado de Galway, visita diversos lugares y entrevista a conocidos de su familia intentando indagar en la vida de sus ancestros y, en definitiva, en sus raíces.
El video no dura más de 15 minutos, por eso te pido por favor que le des una visual porque es fantástico, ya verás. Tal vez cueste un poco cazar el cantarín acento irlandés del oeste de la isla, pero desde mi punto de vista es imprescindible, aunque solo sea por los paisajes de Connemara y la panorámica de la ciudad de Galway, su bahía, su río Corrib, sus pubs, sus gentes,… por no hablar del hechizante color de los ojos de Julie…
Confío en que si no la conocías, ahora al menos no se te olvidará su nombre.
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Mientras iba escribiendo este post me he dado cuenta que Julie colgó ayer mismo un video de uno de los nuevos temas , así que bueno, aún a riesgo de ponerme pesado, dejo por aquí el enlace. ¡Siento como que estoy dando una primicia!
Atención al título: la conocida canción ‘Galway Girl’ no volverá jamás a sentirse sola porque ha nacido su media naranja...
Galway boy
30 noviembre 2012
Conoces a Julie Feeney, ¿verdad?
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27 noviembre 2012
Clonmacnoise
Salimos del suroeste de la isla para irnos al condado de Offaly, en al mismo centro del país, a visitar el antiguo conjunto monástico de Clonmacnoise, uno de los más importantes de Irlanda; tal vez sin el gancho que posee Glendalough, pero sin duda un lugar imprescindible para los amantes de las ruinas paleocristianas y también de las famosas cruces celtas.

Este monasterio medieval fue fundado por San Ciarán a mediados del siglo VI y goza de una ubicación única que no fue escogida al azar: se encuentra en el punto donde el río Shannon, una vía de comunicación relevante entre el norte y el sur en aquellos días, enlaza con la ruta que cruza la isla de este a oeste. También es el lugar donde se juntan 3 de las 4 provincias irlandesas actuales: Munster, Leinster y Connacht.
En su mejor época, Clonmacnoise “pradera de los hijos de Nós’ poseyó bastante notoriedad, no solo como centro religioso y de peregrinación, sino por ser también un referente cultural, comercial y político. Algunos reyes regionales están enterrados aquí, incluidos algunos monarcas de Tara.
El conjunto arquitectónico era bastante más grande de lo que ha sobrevivido hasta hoy, de manera que a su alrededor se construyeron casas y edificios laicos conformando una auténtica ciudad. De todo ello queda muy poco aparte de las ruinas de un castillo, no solo por utilizar en su elaboración materiales perecederos como la madera, sino porque Clonmacnoise no se salvó tampoco de esa costumbre que tenían ilustres ‘visitantes’ que llegaban a Irlanda con avidez de saquear casi cualquier cosa: primero vikingos, luego normandos y por último, cómo no, las vecinas tropas inglesas que lo redujeron a escombros en el siglo XVI.
Aún así, de Clonmacnoise queda aún bastante y muy interesante. En 1877 fue declarado Monumento Nacional de Irlanda y, si bien muchos de los objetos que atesoraba están exhibidos en el Museo Nacional de Dublín, el lugar es bien merecedor de una visita; se puede disfrutar de un estupendo centro de visitantes con maquetas, proyecciones audiovisuales, pero sobre todo se puede pasear entre las ruinas, además de ensimismarse observando las increíbles High Crosses.

Harían falta escribir mucho para detallar todo lo nos ofrece este sitio así que vamos a dar solo unas pinceladas muy resumidas, espero que sirvan al menos para hacerse una idea…

En todo el complejo, dependiendo de como se haga la división, se conservan 8 iglesias y una catedral. Las edificaciones, algunas mejor conservadas que otras, son: Templo de Dowling, Templo de Melaghlin, Iglesia de McLaffey o Templo Hurpan, la Iglesia de las Monjas, el Templo de Finghin, el Templo de Kelly, el Templo de Connor y, por último, el Templo de Ciarán, que es el más modesto, pero en teoría el más importante, porque se supone que es donde está enterrado el santo y por ser el motivo principal de que a Clonmacnoise sigan acudiendo muchos peregrinos.
Además se hayan presentes varias las típicas torres circulares irlandesas que en este caso hacían las veces de campanarios.
La catedral merece consideración especial por ser la mayor y por aunar diferentes estilos como el románico y el gótico, aunque se hayan perdido todos los elementos de su estructura original que data del siglo X. El último Gran Rey de Irlanda, Rory O’Connor, está enterrado cerca del altar.

A la abadía pertenece el Arco o Puerta de los Susurros que posee unas peculiares propiedades acústicas: dos personas colocadas en extremos opuestos del arco pueden susurrarse palabras la una a la otra sin que nadie más escuche el contenido de la conversación. Salta a la vista cuán práctica podía ser esta singularidad en épocas pasadas.

En el Centro de Visitantes se pueden apreciar lápidas antiguas muy bien conservadas que muestran una decoración exquisita acompañada de inscripciones o plegarias en irlandés generalmente referidas al difunto. Por ejemplo, en la de esta imagen se puede leer: ‘una oración en memoria de Thuathal el Artesano’.

Y ya, para acabar, las impresionantes Cruces Celtas de Clonmacnoise. De las 3 originales, la Cruz Norte, la Cruz Sur y la Cruz de las Escrituras, solo se conservan intactas las 2 últimas y se hayan ubicadas también dentro del Centro de Visitantes, (fueron trasladadas de su localización originaria en el exterior para evitar su deterioro, aunque en su lugar se han puesto réplicas, como se puede observar en la 2ª foto de este post).
Esta de aquí es la Cruz Sur.

Cruz de las Escrituras. La más famosa de todas y considerada uno de los más bellos ejemplos de este tipo de Cruz Celta en Irlanda.
Más de un milenio de antigüedad para esta talla de arenisca que reúne motivos paganos y religiosos que ornamentan su colosal bloque de 4 metros de alto.
Como otras de su clase, uno no conoce cuánto puede llegar a imponer su presencia hasta que no está delante de una.
Y hasta aqui Clonmacnoise, ... a ver si algún día hablo un poco de Glendalough. No sirve de excusa, pero es que hay tantos, tantos asuntos pendientes...
Este monasterio medieval fue fundado por San Ciarán a mediados del siglo VI y goza de una ubicación única que no fue escogida al azar: se encuentra en el punto donde el río Shannon, una vía de comunicación relevante entre el norte y el sur en aquellos días, enlaza con la ruta que cruza la isla de este a oeste. También es el lugar donde se juntan 3 de las 4 provincias irlandesas actuales: Munster, Leinster y Connacht.
En su mejor época, Clonmacnoise “pradera de los hijos de Nós’ poseyó bastante notoriedad, no solo como centro religioso y de peregrinación, sino por ser también un referente cultural, comercial y político. Algunos reyes regionales están enterrados aquí, incluidos algunos monarcas de Tara.
El conjunto arquitectónico era bastante más grande de lo que ha sobrevivido hasta hoy, de manera que a su alrededor se construyeron casas y edificios laicos conformando una auténtica ciudad. De todo ello queda muy poco aparte de las ruinas de un castillo, no solo por utilizar en su elaboración materiales perecederos como la madera, sino porque Clonmacnoise no se salvó tampoco de esa costumbre que tenían ilustres ‘visitantes’ que llegaban a Irlanda con avidez de saquear casi cualquier cosa: primero vikingos, luego normandos y por último, cómo no, las vecinas tropas inglesas que lo redujeron a escombros en el siglo XVI.
Aún así, de Clonmacnoise queda aún bastante y muy interesante. En 1877 fue declarado Monumento Nacional de Irlanda y, si bien muchos de los objetos que atesoraba están exhibidos en el Museo Nacional de Dublín, el lugar es bien merecedor de una visita; se puede disfrutar de un estupendo centro de visitantes con maquetas, proyecciones audiovisuales, pero sobre todo se puede pasear entre las ruinas, además de ensimismarse observando las increíbles High Crosses.
Harían falta escribir mucho para detallar todo lo nos ofrece este sitio así que vamos a dar solo unas pinceladas muy resumidas, espero que sirvan al menos para hacerse una idea…
En todo el complejo, dependiendo de como se haga la división, se conservan 8 iglesias y una catedral. Las edificaciones, algunas mejor conservadas que otras, son: Templo de Dowling, Templo de Melaghlin, Iglesia de McLaffey o Templo Hurpan, la Iglesia de las Monjas, el Templo de Finghin, el Templo de Kelly, el Templo de Connor y, por último, el Templo de Ciarán, que es el más modesto, pero en teoría el más importante, porque se supone que es donde está enterrado el santo y por ser el motivo principal de que a Clonmacnoise sigan acudiendo muchos peregrinos.
Además se hayan presentes varias las típicas torres circulares irlandesas que en este caso hacían las veces de campanarios.
La catedral merece consideración especial por ser la mayor y por aunar diferentes estilos como el románico y el gótico, aunque se hayan perdido todos los elementos de su estructura original que data del siglo X. El último Gran Rey de Irlanda, Rory O’Connor, está enterrado cerca del altar.
A la abadía pertenece el Arco o Puerta de los Susurros que posee unas peculiares propiedades acústicas: dos personas colocadas en extremos opuestos del arco pueden susurrarse palabras la una a la otra sin que nadie más escuche el contenido de la conversación. Salta a la vista cuán práctica podía ser esta singularidad en épocas pasadas.
En el Centro de Visitantes se pueden apreciar lápidas antiguas muy bien conservadas que muestran una decoración exquisita acompañada de inscripciones o plegarias en irlandés generalmente referidas al difunto. Por ejemplo, en la de esta imagen se puede leer: ‘una oración en memoria de Thuathal el Artesano’.
Y ya, para acabar, las impresionantes Cruces Celtas de Clonmacnoise. De las 3 originales, la Cruz Norte, la Cruz Sur y la Cruz de las Escrituras, solo se conservan intactas las 2 últimas y se hayan ubicadas también dentro del Centro de Visitantes, (fueron trasladadas de su localización originaria en el exterior para evitar su deterioro, aunque en su lugar se han puesto réplicas, como se puede observar en la 2ª foto de este post).
Esta de aquí es la Cruz Sur.
Cruz de las Escrituras. La más famosa de todas y considerada uno de los más bellos ejemplos de este tipo de Cruz Celta en Irlanda.
Más de un milenio de antigüedad para esta talla de arenisca que reúne motivos paganos y religiosos que ornamentan su colosal bloque de 4 metros de alto.
Como otras de su clase, uno no conoce cuánto puede llegar a imponer su presencia hasta que no está delante de una.
Y hasta aqui Clonmacnoise, ... a ver si algún día hablo un poco de Glendalough. No sirve de excusa, pero es que hay tantos, tantos asuntos pendientes...
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24 noviembre 2012
La historia de la misteriosa canción ‘Port na bPúcaí’
Hace muchos años, en una de las pequeñas Islas Blasket al extremo de Dingle, habitaba una pareja de ancianos pastores cuya única ocupación era cuidar del ganado. Una noche, la esposa despertó sobresaltada al escuchar el sonido de música. Al principio creyó que era simplemente su imaginación e intentó regresar al sueño, pero la melodía, lejos de desaparecer, se acercaba más y más hasta que envolvió toda la casa, así que la buena mujer decidió despertar a su marido. A partir de ese instante, ambos escucharon con atención. Resultaba imposible distinguir si se trataba de voces o de un violín, pero lo único que tenían claro es que la canción era un ‘lamento’. Toda la noche la música estuvo yendo y viniendo desde los acantilados hasta la casa, se iba y regresaba sin cesar, mientras que la anciana pareja descansaba en su catre atentos a la balada. A la salida del sol, la melodía se fue apagando despacio mientras tomaba rumbo hacia el ancho océano hasta desvanecerse. El anciano pastor tomó su violín e intentó tocar el lamento que había escuchado durante toda la noche; con constancia y sin desfallecer, fue juntando todas las notas una a una en su violín hasta que la canción pasó de estar solamente en su memoria a tomar cuerpo en sus manos hasta quedar completa.
Esta tonada ha sido compartida por los isleños de generación en generación y la gente la conoce como ‘Port na bPúcaí’ que se traduce como ‘The Fairy Music’ (algo así como ‘Música de las Hadas’). Los viejos dicen que este lamento fue interpretado durante el funeral de alguna de estas criaturas cuyo cuerpo estaba siendo conducido a la isla para su entierro, o tal vez, más lejos, a través del mar hasta la Isla de los Bienaventurados.
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Sea como sea, ‘Port na bPúcaí’, con éste u otros nombres, ha sobrevivido hasta nuestros días. No se sabe a ciencia cierta quien fue el primer intérprete en grabarla en disco, algunos creen que fue en los años 60 y otros sitúan la fecha varias décadas atrás. Bastante más complicado es definir la época en la que se compuso, sin hacer mención en lo que se refiere a que los inicios de la melodía puedan pertenecer al terreno de la fábula, pero incluso así, el origen de esta canción posee una explicación racional bastante aceptada que, sin ser ‘fantasía’, sí que puede considerarse mágica e incluso poética y es la siguiente:
Los isleños de las islas Blasket pescaban en currachs, botes de madera y lona un tanto frágiles. Los pescadores afirman que si un grupo de ballenas jorobadas pasa por debajo de un currach a la vez que emiten sus ‘cánticos’, el sonido reverbera en el casco produciendo algo parecido a notas musicales, así que son muchos los que encuentran lógico que la inspiración de ‘Port na bPúcaí surgiese del canto de las ballenas.
Unos se creerán la primera historia, otros, la segunda, otros, ninguna, …pero cualquiera que haya sido la forma en que se ha originado, lo importante es que esta antigua canción ha llegado a nuestros días como un lamento de melodía intensa, melancólica y sobre todo hermosa. De esos temas que al escucharlos piden que cierres los ojos y dejes que las notas te arrastren a donde ellas quieran, seguramente a algún lugar verde y lluvioso cerca, muy cerca del mar...
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La parte onírica de este relato está sacada del libro: ‘La casa en una colina irlandesa’
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21 noviembre 2012
La casa en una colina irlandesa
'From the moment I crossed the mountain I fell in love. With the place, which was more beautiful than any place I'd ever seen. With the people I met there. And with a way of looking at life that was deeper, richer and wiser than any I'd known before. When I left I dreamt of clouds on the mountain. I kept going back.'

Aquí va un post que tenía ganas de compartir desde hace mucho tiempo…
“The House on an Irish Hillside’ es el título de un libro escrito por Felicity Hayes-McCoy, una irlandesa afincada en Londres que decidió tomarse un paréntesis de los ajetreos de la gran ciudad y regresar a su país para intentar en cierta forma arraigarse de nuevo a su tierra y buscar, en definitiva, lo que todos perseguimos: conocernos a nosotros mismos para poder ser felices. La autora elige como destino, no el lugar que la vio nacer, sino otro que es muy especial para ella y cito textualmente del libro: “Hay una creencia irlandesa ancestral que versa sobre los ‘lugares de resurrección’, sitios de la tierra donde el espíritu es plenamente feliz y, lo más importante, en contacto con la eternidad. La primera vez que crucé las montañas de Corca Dhuibhne encontré mi lugar de resurrección”.
A través de las páginas de este libro, y tomando como eje central la casa donde elige vivir ‘Tí Neillí Mhuiris’, Felicity realiza un retrato autobiográfico sobre su paso de la ‘civilización’ al mundo rural de Corca Dhuibne (Península de Dingle), una porción de Irlanda con su propia idiosincrasia donde aún en muchos rincones se habla irlandés y donde la tradición oral en forma de historias o de música es de una importancia vital; un lugar donde el valor de la comunidad impera sobre el individualismo y donde la tradición sigue resistiendo con fuerza los envites de los tiempos modernos.
En ciertos aspectos, este libro me recuerda a uno que leí hace años ‘La casa de una escritora en Gales’ de Jan Morris, con muchas similitudes en la manera de abordar la historia. Fue una lectura que disfruté en su día, pero no hasta el punto de interiorizarla tanto como ésta y es que, en bastantes pasajes del libro me veo reflejado fielmente: desde el miedo a la toma de decisiones cruciales, al alivio de sentirse arropado por una comunidad adoptiva …pero hay mucho más.
Ni que decir tiene que me encantó el libro, es de esos que se pueden leer de un tirón, aunque yo preferí hacerlo sorbo a sorbo, incluso en uno de mis ‘arrebatos extravagantes’ dejé el último capítulo guardado para leerlo en Dingle, cerca del pueblo de Dunquin donde se encuentra Tí Neillí Mhuiris.
En lo personal, creo que describe muy bien lo que significa Irlanda para mí (probablemente yo no hubiese sabido transmitirlo de una manera tan acertada). Además, es de agradecer todo el afecto por la tierra que imprime la autora en sus páginas, siempre con sencillez y sin necesidad de añadirle ‘azúcar’, todo lo contrario, es un libro que huele mucho a sal, a turba y a tierra mojada.
----
Desconozco si alguna vez se traducirá al español, pero recomiendo su lectura en inglés (no hace falta dominar la lengua de Shakespeare para captar la esencia). Y por si les interesa historia y quieren indagar más, también recomiendo el blog de la autora que, en realidad, es algo así como una continuación del libro:
http://felicityhayes-mccoy.blogspot.ie/
Aquí va un post que tenía ganas de compartir desde hace mucho tiempo…
“The House on an Irish Hillside’ es el título de un libro escrito por Felicity Hayes-McCoy, una irlandesa afincada en Londres que decidió tomarse un paréntesis de los ajetreos de la gran ciudad y regresar a su país para intentar en cierta forma arraigarse de nuevo a su tierra y buscar, en definitiva, lo que todos perseguimos: conocernos a nosotros mismos para poder ser felices. La autora elige como destino, no el lugar que la vio nacer, sino otro que es muy especial para ella y cito textualmente del libro: “Hay una creencia irlandesa ancestral que versa sobre los ‘lugares de resurrección’, sitios de la tierra donde el espíritu es plenamente feliz y, lo más importante, en contacto con la eternidad. La primera vez que crucé las montañas de Corca Dhuibhne encontré mi lugar de resurrección”.
A través de las páginas de este libro, y tomando como eje central la casa donde elige vivir ‘Tí Neillí Mhuiris’, Felicity realiza un retrato autobiográfico sobre su paso de la ‘civilización’ al mundo rural de Corca Dhuibne (Península de Dingle), una porción de Irlanda con su propia idiosincrasia donde aún en muchos rincones se habla irlandés y donde la tradición oral en forma de historias o de música es de una importancia vital; un lugar donde el valor de la comunidad impera sobre el individualismo y donde la tradición sigue resistiendo con fuerza los envites de los tiempos modernos.
En ciertos aspectos, este libro me recuerda a uno que leí hace años ‘La casa de una escritora en Gales’ de Jan Morris, con muchas similitudes en la manera de abordar la historia. Fue una lectura que disfruté en su día, pero no hasta el punto de interiorizarla tanto como ésta y es que, en bastantes pasajes del libro me veo reflejado fielmente: desde el miedo a la toma de decisiones cruciales, al alivio de sentirse arropado por una comunidad adoptiva …pero hay mucho más.
Ni que decir tiene que me encantó el libro, es de esos que se pueden leer de un tirón, aunque yo preferí hacerlo sorbo a sorbo, incluso en uno de mis ‘arrebatos extravagantes’ dejé el último capítulo guardado para leerlo en Dingle, cerca del pueblo de Dunquin donde se encuentra Tí Neillí Mhuiris.
En lo personal, creo que describe muy bien lo que significa Irlanda para mí (probablemente yo no hubiese sabido transmitirlo de una manera tan acertada). Además, es de agradecer todo el afecto por la tierra que imprime la autora en sus páginas, siempre con sencillez y sin necesidad de añadirle ‘azúcar’, todo lo contrario, es un libro que huele mucho a sal, a turba y a tierra mojada.
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Desconozco si alguna vez se traducirá al español, pero recomiendo su lectura en inglés (no hace falta dominar la lengua de Shakespeare para captar la esencia). Y por si les interesa historia y quieren indagar más, también recomiendo el blog de la autora que, en realidad, es algo así como una continuación del libro:
http://felicityhayes-mccoy.blogspot.ie/
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18 noviembre 2012
Irlanda en el top 10 mundial de países más prósperos (2012)
Como cada año por estas fechas, el Instituto Legatum ha publicado su informe anual sobre prosperidad global, un estudio exhaustivo realizado en más de 140 países en los que se analizan de forma rigurosa casi un centenar de indicadores diversos que van desde el número de representantes femeninas en las legislaturas, a la satisfacción en el trabajo, el nº de asaltos sufridos en el último año, la confianza en la justicia, el acceso a internet en los hogares, el número de camas de hospital, el PIB, el ratio profesor / alumno y un largo etcétera. Todos estos parámetros se agrupan posteriormente en 8 diferentes subíndices: Economía; Educación; Gobierno; Emprendedores y Oportunidades de Negocio; Seguridad y Estabilidad; Libertad Personal; Salud y, por último, Capital Social.
Lo que pretende este índice en buena medida es obtener una visión completa y lo más precisa posible de los factores que hacen que un país sea más o menos exitoso así como el grado de bienestar de sus ciudadanos. (Aquí dejo un video que resume bastante bien el método).
Una vez procesados todos los datos se construye una relación que va desde el país más próspero al menos; por tercer año consecutivo es Noruega la que encabeza el índice. El ‘top 10’, con la excepción de Australia, Nueva Zelanda y Canadá, está copado por países europeos (con los escandinavos siempre en los primeros escalones). Irlanda alcanza una meritoria 10º posición después de escalar un puesto desde el 2011.
En la siguiente tabla se pueden observar el puesto alcanzado por Irlanda en cada subíndice separadamente y además permite comparar el 2012 con los dos años anteriores. Cabe destacar los buenísimos registros en Seguridad y Estabilidad, así como en Libertad Personal, y como contrapartida, la modesta posición 25ª en Economía, aunque mejorando bastante con respecto al año anterior.
| Economía | Empresas y Oportunidades de negocio | Gobierno | Educación | Salud | Seguridad y Estabilidad | Libertad Personal | Capital Social | |
| 2012 | 25 | 14 | 14 | 14 | 11 | 4 | 4 | 7 |
| 2011 | 35 | 11 | 14 | 12 | 11 | 3 | 9 | 10 |
| 2010 | 22 | 7 | 14 | 15 | 14 | 4 | 7 | 10 |
Un dato curioso: el mayor salto cualitativo de Irlanda se produjo hace unos años cuando pasó del puesto 20 del 2008 al 11 del 2009 (precisamente el año en que yo llegué a la isla, …aunque les aseguro que es más casualidad que causalidad).
Bromas aparte, recomiendo la página oficial para poder analizar todos los parámetros por secciones, e incluso para realizar una comparativa por países. Examen que puede ser deprimente en el caso español que en lugar de mejorar se estanca o pierde posiciones con el tiempo; en este 2012 en el número 23 (salvo en Educación, donde sí que supera a Irlanda, en todos los demás indicadores está por detrás).
De todas formas, en cuanto al conjunto de todos estos datos, creo que es adecuado señalar que no son más que registros estadísticos, con su indudable capacidad de orientación y predicción, pero sin darle más valor del que poseen. Ya conocen aquello de si tú tienes 100 euros y yo ninguno, estadísticamente los dos tenemos 50, pero en la realidad…
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15 noviembre 2012
Savita debe ser la última
Por lo general, la gran mayoría de los posts de este blog son asuntos más o menos triviales, anécdotas, humor, algo de música o geografía, o materias por el estilo, rara vez trato sobre asuntos serios (por ejemplo, político/sociales), no porque no me interese, sino porque no es la idea que me planteé cuando inicié el blog. Sin embargo, de vez en cuando tengo que tocar cuestiones sangrantes y de actualidad porque no queda más remedio, o tal vez es que necesito desahogarme (como cuando le dediqué una entrada al asunto de los escándalos de pederastia dentro de la Iglesia Católica irlandesa). Hoy es otro de esos días en que me pongo serio para hablar de un hecho que espero y confío de verdad en que no vuelva a ocurrir jamás.
Es posible que ya se sepan de que les hablo porque la noticia ha traspasado las fronteras irlandesas para alcanzar repercusión internacional. Me refiero a la muerte de Savita Halappanavar, una chica de 31 años que falleció hace unos días en un hospital de Galway después de que se le negase un aborto. (Aquí tienen la noticia en español).
Sí, se han abierto investigaciones al respecto y sí, aún falta por llegar al fondo de la cuestión, pero eso no quita que sea una auténtica VERGÜENZA que estas cosas pasen en un país europeo que se supone del primer mundo gracias a leyes arcaicas y a vacíos legales. En serio les digo que tanto ayer como hoy han sido malos días para estar en Irlanda. Manifestaciones, concentraciones espontáneas y vigilias; redes sociales, periódicos, TV y radio …que se han incendiado hasta un punto que yo no había visto en los años que llevo viviendo aquí, ni siquiera cuando se pidió el rescate, o cuando se votó el referéndum del pacto fiscal europeo. Tal vez, y dentro de la tristeza de la noticia, esa reacción social sea el único punto positivo dentro de este despropósito porque parece que esta muerte ha removido muchas conciencias y, quiero creer que una gran mayoría de irlandeses están dispuestos a hacer lo que sea necesario para reformar una legislación en temas de aborto que no es que sea antigua, es prehistórica.
Y será mejor que lo deje por aquí porque tengo toneladas de bilis por expulsar y tampoco es plan.

Miles de personas concentradas anoche delante de la Leinster House (el Parlamento irlandés).
Foto de thejournal.ie
De este mismo periódico he extraído un comentario realizado por uno de los lectores (enfermero de profesión) que ha sido elogiado por centenares de personas en el mismo diario. Me parece bastante ilustrativo sobre el suceso y, además, deja patente, no solo lo injusto e inmoral que puede ser esta materia, sino la indefensión dentro del colectivo de profesionales sanitarios (los enfermeros son personas muy muy sensibles a estas cuestiones).
Esta es la traducción (perdón por la longitud):
La muerte de la señora Praveen Halappanavar habría sido completamente evitable si hubiese recibido el tratamiento apropiado de forma inmediata. En un hospital de un país donde el aborto fuese una opción legal y con los síntomas que mostraba (sangrado, pérdida de líquido amniótico, lumbalgia) se le habría ofrecido la interrupción voluntaria del embarazo en el mismo hospital. Si, en su derecho, hubiese rechazado tal opción, se procedería más adelante a la interrupción después de un tiempo recomendado, en caso de que el aborto no hubiese sido espontáneo. Si también rechazase esto último, aún en su derecho, se tendría que realizar una interrupción del embarazo de urgencia, aún a costa de que el feto no haya fallecido. En este caso, si se esperase hasta que fuese una emergencia para practicar el aborto, la madre podría ya estar sufriendo una septicemia, con fallo multiorgánico y cualquier intervención que resultase de un retraso en la interrupción de la gestación acabaría con toda probabilidad en la muerte tanto de la madre como del feto.
En Irlanda, la interrupción voluntaria del embarazo es ilegal como procedimiento estándar. Es además ilegal como opción que se pueda elegir según qué casos. Bajo ninguna circunstancia se puede proceder a inducir un aborto hasta que la situación es crítica. En el caso de un aborto, esperar a que la situación sea urgente, en lugar de una opción voluntaria, o voluntaria parcialmente, es peligroso, y como se ha visto, fatal para la madre.
Esta chica falleció probablemente como resultado de un shock séptico, que es en definitiva causado por la llegada de tóxicos al torrente sanguíneo. Si hubiese recibido el tratamiento médico a tiempo, aún estaría viva. Es una vergüenza descomunal que se haya permitido que esto suceda, pero la triste realidad es que si no se legisla la interrupción del embarazo, se atan las manos de personas más que competentes que podrían haber salvado sin problema la vida de esta joven. 'Youth Defence' y otras organizaciones que han promovido la oposición al aborto tienen ahora las manos manchadas de sangre y nunca se les debería permitir que olviden este caso. La legislación actual no hace nada para proteger ni a la madre ni al feto y no hace nada para proteger al personal médico y de enfermería. El único interés es proteger a esta clase de grupos y a nadie más.
Mis más sinceras condolencias a las familias involucradas, es una gran pérdida, pero tristemente, evitable, a menos que aquellos de nosotros que estamos en la posición de ayudar se nos permita proporcionar cuidados integrales apropiados, en lugar de cruzarnos de brazos y ver como siguen muriendo madres.
Es posible que ya se sepan de que les hablo porque la noticia ha traspasado las fronteras irlandesas para alcanzar repercusión internacional. Me refiero a la muerte de Savita Halappanavar, una chica de 31 años que falleció hace unos días en un hospital de Galway después de que se le negase un aborto. (Aquí tienen la noticia en español).
Sí, se han abierto investigaciones al respecto y sí, aún falta por llegar al fondo de la cuestión, pero eso no quita que sea una auténtica VERGÜENZA que estas cosas pasen en un país europeo que se supone del primer mundo gracias a leyes arcaicas y a vacíos legales. En serio les digo que tanto ayer como hoy han sido malos días para estar en Irlanda. Manifestaciones, concentraciones espontáneas y vigilias; redes sociales, periódicos, TV y radio …que se han incendiado hasta un punto que yo no había visto en los años que llevo viviendo aquí, ni siquiera cuando se pidió el rescate, o cuando se votó el referéndum del pacto fiscal europeo. Tal vez, y dentro de la tristeza de la noticia, esa reacción social sea el único punto positivo dentro de este despropósito porque parece que esta muerte ha removido muchas conciencias y, quiero creer que una gran mayoría de irlandeses están dispuestos a hacer lo que sea necesario para reformar una legislación en temas de aborto que no es que sea antigua, es prehistórica.
Y será mejor que lo deje por aquí porque tengo toneladas de bilis por expulsar y tampoco es plan.
Miles de personas concentradas anoche delante de la Leinster House (el Parlamento irlandés).
Foto de thejournal.ie
De este mismo periódico he extraído un comentario realizado por uno de los lectores (enfermero de profesión) que ha sido elogiado por centenares de personas en el mismo diario. Me parece bastante ilustrativo sobre el suceso y, además, deja patente, no solo lo injusto e inmoral que puede ser esta materia, sino la indefensión dentro del colectivo de profesionales sanitarios (los enfermeros son personas muy muy sensibles a estas cuestiones).
Esta es la traducción (perdón por la longitud):
La muerte de la señora Praveen Halappanavar habría sido completamente evitable si hubiese recibido el tratamiento apropiado de forma inmediata. En un hospital de un país donde el aborto fuese una opción legal y con los síntomas que mostraba (sangrado, pérdida de líquido amniótico, lumbalgia) se le habría ofrecido la interrupción voluntaria del embarazo en el mismo hospital. Si, en su derecho, hubiese rechazado tal opción, se procedería más adelante a la interrupción después de un tiempo recomendado, en caso de que el aborto no hubiese sido espontáneo. Si también rechazase esto último, aún en su derecho, se tendría que realizar una interrupción del embarazo de urgencia, aún a costa de que el feto no haya fallecido. En este caso, si se esperase hasta que fuese una emergencia para practicar el aborto, la madre podría ya estar sufriendo una septicemia, con fallo multiorgánico y cualquier intervención que resultase de un retraso en la interrupción de la gestación acabaría con toda probabilidad en la muerte tanto de la madre como del feto.
En Irlanda, la interrupción voluntaria del embarazo es ilegal como procedimiento estándar. Es además ilegal como opción que se pueda elegir según qué casos. Bajo ninguna circunstancia se puede proceder a inducir un aborto hasta que la situación es crítica. En el caso de un aborto, esperar a que la situación sea urgente, en lugar de una opción voluntaria, o voluntaria parcialmente, es peligroso, y como se ha visto, fatal para la madre.
Esta chica falleció probablemente como resultado de un shock séptico, que es en definitiva causado por la llegada de tóxicos al torrente sanguíneo. Si hubiese recibido el tratamiento médico a tiempo, aún estaría viva. Es una vergüenza descomunal que se haya permitido que esto suceda, pero la triste realidad es que si no se legisla la interrupción del embarazo, se atan las manos de personas más que competentes que podrían haber salvado sin problema la vida de esta joven. 'Youth Defence' y otras organizaciones que han promovido la oposición al aborto tienen ahora las manos manchadas de sangre y nunca se les debería permitir que olviden este caso. La legislación actual no hace nada para proteger ni a la madre ni al feto y no hace nada para proteger al personal médico y de enfermería. El único interés es proteger a esta clase de grupos y a nadie más.
Mis más sinceras condolencias a las familias involucradas, es una gran pérdida, pero tristemente, evitable, a menos que aquellos de nosotros que estamos en la posición de ayudar se nos permita proporcionar cuidados integrales apropiados, en lugar de cruzarnos de brazos y ver como siguen muriendo madres.
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13 noviembre 2012
Alasdair Fraser y Natalie Haas en Sevilla
Comparto hoy en el blog la crónica del concierto que dieron el prestigioso violinista de música tradicional Alasdair Fraser y la violoncelista Natalie Hass a su paso por Sevilla en octubre pasado. La deferencia se la agradecemos a María de León Herrera, la autora de este magnífico relato en el que nos detalla la experiencia.
“Por fin anoche cumplí mi sueño de ver a Alasdair Fraser en directo en Sevilla: ¡Conciertazo! Lo estoy flipando aún... Fue en una sala pequeña, con un aforo para pocas personas, ante un público demasiado correcto a mi modo de ver. La mayoría, músicos de conservatorio, profesores, y frikis varios enamorados del reel del violín de Fraser, entre los que me incluyo. Pero, si hago esta especie de crónica, es para desvelar que, aunque conocía el impecable acompañamiento que le hace Natalie Haas a este genio con su violonchelo, mi sorpresa es que ella es de una genialidad mayor, si cabe. Jamás pensé que a un violonchelo se le pudieran arrancar sonidos como los que saca esta chica!! Es francamente INCREIBLE, llena el hueco absolutamente de todo instrumento que se pudiese añadir a la música de Fraser... Rítmicos, melódicos, y lo más difícil de creer si no se ve: Tocar a contratiempo el rítmico con el arco, mientras sacaba melodías sin parar en el mástil del violonchelo, instrumento que, por demás se sabe que es ingrato por su dificultad. Ojala Natalie no sea una genialidad más, como tantas otras, a la sombra del gran ciprés, porque, él es fantástico, pero ella, como diría mi mama grande, ¡¡vale un potosí!! Añado que les hice la espera, charle con ellos y me hice la correspondiente foto. Ella encantadora, él, más seco, tuve la oportunidad de contarle que gracias a su forma de hacer música, encontré la fórmula para tocar el bodrhán. Me animó a seguir deseándome verme algún día en algún festival por tierras escocesas... Todo se andará!! Lo que le quedó muy claro, por un amigo mío que se lo hizo saber, es que, probablemente, yo era la mayor fan suya dentro de aquélla sala, con casi todo el público incomprensiblemente sentado y quietecito, menos yo junto con otros pocos osados más, que estuvimos haciendo el cabra sin parar de movernos con su maravilloso reel. Imposible quedarse parado como un zombie frente a semejante derroche de energía y genialidad. Sláinte!”
---
No sé a ustedes, pero después de leer esto, a mí se me han quedado los dientes larguísimos…
Les cuento un secretito: …hoy también es el cumpleaños de la autora de la crónica.
¡Felicidades, María! ¡Desde aquí te enviamos nuestros mejores deseos!
“Por fin anoche cumplí mi sueño de ver a Alasdair Fraser en directo en Sevilla: ¡Conciertazo! Lo estoy flipando aún... Fue en una sala pequeña, con un aforo para pocas personas, ante un público demasiado correcto a mi modo de ver. La mayoría, músicos de conservatorio, profesores, y frikis varios enamorados del reel del violín de Fraser, entre los que me incluyo. Pero, si hago esta especie de crónica, es para desvelar que, aunque conocía el impecable acompañamiento que le hace Natalie Haas a este genio con su violonchelo, mi sorpresa es que ella es de una genialidad mayor, si cabe. Jamás pensé que a un violonchelo se le pudieran arrancar sonidos como los que saca esta chica!! Es francamente INCREIBLE, llena el hueco absolutamente de todo instrumento que se pudiese añadir a la música de Fraser... Rítmicos, melódicos, y lo más difícil de creer si no se ve: Tocar a contratiempo el rítmico con el arco, mientras sacaba melodías sin parar en el mástil del violonchelo, instrumento que, por demás se sabe que es ingrato por su dificultad. Ojala Natalie no sea una genialidad más, como tantas otras, a la sombra del gran ciprés, porque, él es fantástico, pero ella, como diría mi mama grande, ¡¡vale un potosí!! Añado que les hice la espera, charle con ellos y me hice la correspondiente foto. Ella encantadora, él, más seco, tuve la oportunidad de contarle que gracias a su forma de hacer música, encontré la fórmula para tocar el bodrhán. Me animó a seguir deseándome verme algún día en algún festival por tierras escocesas... Todo se andará!! Lo que le quedó muy claro, por un amigo mío que se lo hizo saber, es que, probablemente, yo era la mayor fan suya dentro de aquélla sala, con casi todo el público incomprensiblemente sentado y quietecito, menos yo junto con otros pocos osados más, que estuvimos haciendo el cabra sin parar de movernos con su maravilloso reel. Imposible quedarse parado como un zombie frente a semejante derroche de energía y genialidad. Sláinte!”
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No sé a ustedes, pero después de leer esto, a mí se me han quedado los dientes larguísimos…
Les cuento un secretito: …hoy también es el cumpleaños de la autora de la crónica.
¡Felicidades, María! ¡Desde aquí te enviamos nuestros mejores deseos!
10 noviembre 2012
Un fin de semana ‘de leyenda’ en Killarney –3ª parte (The Wolfe Tones)
Con este post acabo las entradas dedicadas a grupos ‘legendarios’ irlandeses, …(hasta que tenga la oportunidad de ir al concierto de algún otro, claro).
Así que sin más preámbulos, vámonos con los Wolfe Tones.
Otra banda de folk, pero no una cualquiera, sino un grupo que se puede etiquetar dentro de un subgénero del folk que en Irlanda brilla con luz propia, la Música Rebelde Irlandesa y esto se traduce como temas con instrumentación folk clásica pero con unas letras patrióticas, de alto contenido político-social y, generalmente rondando la misma temática de lucha contra el ‘enemigo histórico’, etc., etc.), en momentos tirando de ironía o humor y otras veces de forma contundente e incluso radical. Este tipo de música, que existe desde hace siglos, ha servido en ocasiones para describir de manera puntual episodios de importancia, o como protesta, o incluso como una forma de expresar la tristeza, de hecho, algunas de las baladas más desgarradoras del folk irlandés pertenecen a este género (se me ocurren ahora mismo, por ejemplo, ‘The Foggy Dew’ o la archiconocida ‘The Fields of Athenry’).
The Wolfe Tones cumplen con todos los clichés anteriores y además se les considera el máximo exponente del ‘Rebel Folk’ en la actualidad. Ni siquiera el nombre de la banda está escogido al azar (un juego de palabras entre un ‘wolf tone’ -una especie de efecto indeseado que puede ocurrir al tocar un instrumento de cuerda- y Theobald Wolfe Tone, famoso patriota y activista del siglo XVIII e iniciador del movimiento republicano irlandés). Hay que aclarar que The Wolfe Tones no se consideran a sí mismos un grupo de tendencias sectarias, aunque eso no impide que otros así lo crean e incluso que se haya prohibido su música en algunos lugares.
¿Y qué podemos encontrarnos en un concierto de The Wolfe Tones?
Pues bien, partiendo del hecho de que nos debe buscar el folk, los conciertos de este trío que por edad deben rondar ya los 70, son entretenidos y animadísimos. Para empezar, este tipo de grupos cala bastante en un segmento de la juventud, así que atraen a mucha gente de edades tempranas, unamos a eso una gran dosis de alcohol y unas cuantas canciones que pertenecen a la categoría de ‘himnos’ en ciertas esferas deportivas …y ya tenemos el cóctel: ¡DIVERSIÓN! Y eso fue lo que ocurrió también en Killarney…, por cierto: “algunos dicen que el diablo está enterrado en Killarney”. Admito que es difícil no contagiarse de la atmósfera festiva, aunque en lo particular no esté de acuerdo al 100% con las letras de ciertos temas.
No todas las canciones que suelen interpretar The Wolfe Tones son creaciones propias, pero aquí van algunas de las más conocidas de su repertorio (acompañadas de un video si pinchan en el enlace):
- A Nation once again
- Admiral William Brown (con su polémico verso: ‘las Islas Malvinas argentinas’)
- Streets of New York
- You’ll never beat the Irish
Hay muchísimas más, pero tampoco es necesario copiar toda la discografía.
En cuanto al concierto, reitero que fue una experiencia diferente, divertidísima y se respiró en todo momento una atmósfera muy ‘de pub’. Capítulo aparte es vivir el cierre de una actuación con todo el mundo de pie y entonando el himno nacional (creo que esto fue costumbre durante décadas, pero yo es la primera vez que soy testigo de algo así en un concierto, aunque también es la primera vez que veo a un grupo que utiliza proyecciones de archivos Powerpoint en el escenario, en fin, …curiosidades).
Una canción futbolera para despedir, y más después de lo que vivido el pasado miércoles. A mí me gusta que gane el Barça siempre, pero si alguna vez tiene que perder que sea con la UD Las Palmas, y si no, …con el Celtic.“
(No entro a analizar la letra, pero también es controvertida y tiene más miga que una panadería…).
Así que sin más preámbulos, vámonos con los Wolfe Tones.
Otra banda de folk, pero no una cualquiera, sino un grupo que se puede etiquetar dentro de un subgénero del folk que en Irlanda brilla con luz propia, la Música Rebelde Irlandesa y esto se traduce como temas con instrumentación folk clásica pero con unas letras patrióticas, de alto contenido político-social y, generalmente rondando la misma temática de lucha contra el ‘enemigo histórico’, etc., etc.), en momentos tirando de ironía o humor y otras veces de forma contundente e incluso radical. Este tipo de música, que existe desde hace siglos, ha servido en ocasiones para describir de manera puntual episodios de importancia, o como protesta, o incluso como una forma de expresar la tristeza, de hecho, algunas de las baladas más desgarradoras del folk irlandés pertenecen a este género (se me ocurren ahora mismo, por ejemplo, ‘The Foggy Dew’ o la archiconocida ‘The Fields of Athenry’).
The Wolfe Tones cumplen con todos los clichés anteriores y además se les considera el máximo exponente del ‘Rebel Folk’ en la actualidad. Ni siquiera el nombre de la banda está escogido al azar (un juego de palabras entre un ‘wolf tone’ -una especie de efecto indeseado que puede ocurrir al tocar un instrumento de cuerda- y Theobald Wolfe Tone, famoso patriota y activista del siglo XVIII e iniciador del movimiento republicano irlandés). Hay que aclarar que The Wolfe Tones no se consideran a sí mismos un grupo de tendencias sectarias, aunque eso no impide que otros así lo crean e incluso que se haya prohibido su música en algunos lugares.
¿Y qué podemos encontrarnos en un concierto de The Wolfe Tones?
Pues bien, partiendo del hecho de que nos debe buscar el folk, los conciertos de este trío que por edad deben rondar ya los 70, son entretenidos y animadísimos. Para empezar, este tipo de grupos cala bastante en un segmento de la juventud, así que atraen a mucha gente de edades tempranas, unamos a eso una gran dosis de alcohol y unas cuantas canciones que pertenecen a la categoría de ‘himnos’ en ciertas esferas deportivas …y ya tenemos el cóctel: ¡DIVERSIÓN! Y eso fue lo que ocurrió también en Killarney…, por cierto: “algunos dicen que el diablo está enterrado en Killarney”. Admito que es difícil no contagiarse de la atmósfera festiva, aunque en lo particular no esté de acuerdo al 100% con las letras de ciertos temas.
No todas las canciones que suelen interpretar The Wolfe Tones son creaciones propias, pero aquí van algunas de las más conocidas de su repertorio (acompañadas de un video si pinchan en el enlace):
- A Nation once again
- Admiral William Brown (con su polémico verso: ‘las Islas Malvinas argentinas’)
- Streets of New York
- You’ll never beat the Irish
Hay muchísimas más, pero tampoco es necesario copiar toda la discografía.
En cuanto al concierto, reitero que fue una experiencia diferente, divertidísima y se respiró en todo momento una atmósfera muy ‘de pub’. Capítulo aparte es vivir el cierre de una actuación con todo el mundo de pie y entonando el himno nacional (creo que esto fue costumbre durante décadas, pero yo es la primera vez que soy testigo de algo así en un concierto, aunque también es la primera vez que veo a un grupo que utiliza proyecciones de archivos Powerpoint en el escenario, en fin, …curiosidades).
Una canción futbolera para despedir, y más después de lo que vivido el pasado miércoles. A mí me gusta que gane el Barça siempre, pero si alguna vez tiene que perder que sea con la UD Las Palmas, y si no, …con el Celtic.“
(No entro a analizar la letra, pero también es controvertida y tiene más miga que una panadería…).
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08 noviembre 2012
Un fin de semana ‘de leyenda’ en Killarney –2ª parte (Horslips)
(Continuación de la 1ª parte)
Algo que no comenté en el post anterior es que todos estos conciertos se organizaron en el Hotel Gleneagle de Killarney y, menciono este lugar, porque se considera una institución en Kerry y en toda la comarca del suroeste de la isla y es que, aparte de ser un punto de reunión social con restaurantes, pubs, bares, salas de baile, etc., alberga además al INEC (Ireland’s National Events & Conference Centre), un recinto transformable con capacidad para casi 4000 personas (1/3 de los habitantes de Killarney); ni siquiera en Cork hay algo parecido, habría que irse a Dublín o Belfast para encontrar otro de similares características. Gracias a él, la localidad disfruta durante todo el año de un centro con una amplia oferta cultural y musical de calidad y, bueno, sin ser Las Vegas, cumple la papeleta más que sobradamente (aquí pueden ver un video promocional todo chulo). Para que se hagan una idea, en los últimos años por el INEC han pasado artistas de la talla de Van Morrison, Snow Patrol, Imelda May, Meat Loaf o Don Mclean (este último hace sólo unos días) y otros muchos, incluyendo la banda a la que va dedicado este post.

Otra grupo mítico y de gran éxito dentro de las fronteras irlandesas, los veteranos Horslips están considerados, nada más y nada menos, como los precursores del llamado rock celta.
La imagen procede de su página web oficial y corresponde precisamente a la actuación en el INEC de Killarney del pasado 27 de octubre).
Horslips inició su andadura a principio de los 70 y esa fue su verdadera época dorada porque en los 80 se separaron y no ha sido hasta hace unos años cuando se han vuelto a juntar para regocijo de sus fans de toda la vida.
Otros irlandeses ilustres de aquel tiempo como Rory Gallagher y Thin Lizzy también experimentaron con la fusión de rock y música tradicional, aunque luego se movieron hacia otros terrenos, sin embargo, Horslips, no solo por el uso de violines, flautas, concertinas e instrumentos más propios del folk, sino también por unas composiciones y letras con un alto contenido en mitología y temas afines, se quedaron con el sello de ‘rock celta’ y supusieron una influencia enorme en grupos que irrumpirían con fuerza más tarde como The Pogues o los mismísimos U2.
Vamos a aclarar un poco este tema del ‘rock celta’ porque es una forma muy generalista de etiquetar un estilo musical que podría incluir pues, desde música de radio fórmula del tipo The Corrs o Celtas Cortos hasta bandas de folk metal como Cruachan y otras.
Para quien no los haya escuchado nunca, la idea de el ‘rock celta’ de los Horslips puede parecer algo así como ‘una banda tocando temas tradicionales con una guitarra eléctrica’, nada más lejos de la realidad, de hecho, si hubiese que elegir entre rock y folk, la música de Horslips es definitivamente rock, un rock progresivo muy setentero que recuerda a grupos como Jethro Tull, aunque sin encasillarse, a veces suenan más trad. y otras más AOR (a lo Fleetwood Mac), vamos, lo que se dice versátiles, lo que sí que les puedo asegurar es que disfrutarlos en vivo es algo que deja huella (ya me habían recomendado muchas veces que no dejase escapar la oportunidad de ir a uno de sus conciertos y afortunadamente seguí el consejo). En una palabra: Tremendos. Pura energía.
Se quedan con un video grabado en vivo de una de sus canciones más conocidas: ‘Dearg Doom’ (con un riff de guitarra brutal basado en la tradicional irlandesa ‘O’Neill’s March’).
Enjoy!
Algo que no comenté en el post anterior es que todos estos conciertos se organizaron en el Hotel Gleneagle de Killarney y, menciono este lugar, porque se considera una institución en Kerry y en toda la comarca del suroeste de la isla y es que, aparte de ser un punto de reunión social con restaurantes, pubs, bares, salas de baile, etc., alberga además al INEC (Ireland’s National Events & Conference Centre), un recinto transformable con capacidad para casi 4000 personas (1/3 de los habitantes de Killarney); ni siquiera en Cork hay algo parecido, habría que irse a Dublín o Belfast para encontrar otro de similares características. Gracias a él, la localidad disfruta durante todo el año de un centro con una amplia oferta cultural y musical de calidad y, bueno, sin ser Las Vegas, cumple la papeleta más que sobradamente (aquí pueden ver un video promocional todo chulo). Para que se hagan una idea, en los últimos años por el INEC han pasado artistas de la talla de Van Morrison, Snow Patrol, Imelda May, Meat Loaf o Don Mclean (este último hace sólo unos días) y otros muchos, incluyendo la banda a la que va dedicado este post.
Otra grupo mítico y de gran éxito dentro de las fronteras irlandesas, los veteranos Horslips están considerados, nada más y nada menos, como los precursores del llamado rock celta.
La imagen procede de su página web oficial y corresponde precisamente a la actuación en el INEC de Killarney del pasado 27 de octubre).
Horslips inició su andadura a principio de los 70 y esa fue su verdadera época dorada porque en los 80 se separaron y no ha sido hasta hace unos años cuando se han vuelto a juntar para regocijo de sus fans de toda la vida.
Otros irlandeses ilustres de aquel tiempo como Rory Gallagher y Thin Lizzy también experimentaron con la fusión de rock y música tradicional, aunque luego se movieron hacia otros terrenos, sin embargo, Horslips, no solo por el uso de violines, flautas, concertinas e instrumentos más propios del folk, sino también por unas composiciones y letras con un alto contenido en mitología y temas afines, se quedaron con el sello de ‘rock celta’ y supusieron una influencia enorme en grupos que irrumpirían con fuerza más tarde como The Pogues o los mismísimos U2.
Vamos a aclarar un poco este tema del ‘rock celta’ porque es una forma muy generalista de etiquetar un estilo musical que podría incluir pues, desde música de radio fórmula del tipo The Corrs o Celtas Cortos hasta bandas de folk metal como Cruachan y otras.
Para quien no los haya escuchado nunca, la idea de el ‘rock celta’ de los Horslips puede parecer algo así como ‘una banda tocando temas tradicionales con una guitarra eléctrica’, nada más lejos de la realidad, de hecho, si hubiese que elegir entre rock y folk, la música de Horslips es definitivamente rock, un rock progresivo muy setentero que recuerda a grupos como Jethro Tull, aunque sin encasillarse, a veces suenan más trad. y otras más AOR (a lo Fleetwood Mac), vamos, lo que se dice versátiles, lo que sí que les puedo asegurar es que disfrutarlos en vivo es algo que deja huella (ya me habían recomendado muchas veces que no dejase escapar la oportunidad de ir a uno de sus conciertos y afortunadamente seguí el consejo). En una palabra: Tremendos. Pura energía.
Se quedan con un video grabado en vivo de una de sus canciones más conocidas: ‘Dearg Doom’ (con un riff de guitarra brutal basado en la tradicional irlandesa ‘O’Neill’s March’).
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06 noviembre 2012
Un fin de semana ‘de leyenda’ en Killarney –1ª parte (The Fureys)
El fin de semana anterior me dejé caer unos días por Killarney arrastrado por varias citas musicales pero, como queda demostrado en el post anterior, también dediqué tiempo a recorrer la zona. Y, aunque mi intención es no enrollarme (pero sospecho que lo haré), les resumo en que fueron unos días largamente esperados y planeados desde hace meses en los que de una sentada conocí a 3 grupos míticos del país que llevan muuuucho tiempo en el ajo. No es que yo quiera ‘cargarme’ prematuramente a ninguno de sus longevos miembros, pero es cierto que pueden decidir retirarse en cualquier instante así que era una oportunidad que simplemente no podía desperdiciar.
Vamos con el primero de ellos:
The Fureys es un conjunto dublinés de folk formado originalmente por los hermanos de apellido homónimo. En la actualidad está constituido por miembros Fureys y también no Fureys y hay que aclarar que uno de los Fureys fundadores falleció y otro, Finbar, el más talentoso de todos ellos, abandonó el grupo hace años para seguir una también exitosa trayectoria individual (no solo en la música, sino en campos diversos como la literatura y el cine); incluso hizo un papel en la peli ‘Bandas de Nueva York’ de Scorsese.
The Fureys interpretan un folk muy genuino y mezclan composiciones propias con versiones de otros autores. En sus voces, temas como ‘From Clare to Here’, ‘The Green Fields of France’ y ‘When You Were Sweet Sixteen’ han llegado a alcanzar gran reconocimiento, no solo en Irlanda sino también en Reino Unido y otros países donde se les considera, aunque el adjetivo suene algo manido, legendarios. Allá donde van, The Fureys siempre vencen y convencen. Killarney no iba a ser diferente, aunque debo decir que en lo que a mí respecta su concierto me dejó un poco con ganas a más, aunque no es una crítica, ni mucho menos, tal vez es que llevaba mucho tiempo esperando verlos y la actuación me pareció un tanto fría, aunque repito, es solo una observación personal; si la ocasión surge, volvería a verlos sin ninguna duda.
Sé que muchos conocen de la reputación de este grupo, pero por si alguien aún no ha oído sobre ellos, les dejo con una de sus más grandes canciones: ‘The Lonesome Boatman’, un slow air instrumental escrito por Finbar Furey que para mí tiene mucho de especial (me temo que si quieren saber el porqué tendrán que resignarse a una de mis ‘batallitas de abuelo’…).
El momento exacto en que escuché este tema por primera vez jamás se me olvidará. Fue hace años en Lanzarote, en la época en que aún trabajaba por aquellas latitudes. Yo solía frecuentar un pub irlandés llamado ‘The Old Mill’ que me agradaba bastante, no solo porque se podía disfrutar de una Guinness tirada como dios manda, sino porque se llenaba de turistas y a mí me servía para practicar mi rudimentario inglés. Muchos de ellos eran irlandeses (parece mentira, pero un montón de irlandeses, da igual a donde se vayan de vacaciones, siempre pasan religiosamente a visitar ‘la embajada’ del lugar).
Aquel pub, sin haber pisado ni una vez el país, se convirtió en una auténtica fuente de conocimiento para mí: fui iniciado en el concepto del ‘craic’, supe también que Sligo estaba donde el diablo perdió los calzones y era un sitio en el que jamás salía el sol (uno de los camareros era de allí y obviamente, por sus comentarios, no tenía intenciones de volver), además, a golpe de cefalea aprendí a no retar jamás a un ‘Kerryman’ a beber pintas por mucho que yo empezase de cero y él llevase más de siete, y cómo no, aprendí también a canturrear las letras de conocidas ‘drinking songs’ como el Wild Rover, Finnegan’s Wake y otras tantas y es que, como buen pub irlandés que se precie, la música en vivo sonaba cada día para que todo el que quiera pueda alimentar al espíritu, aparte del hígado.
En esas noches, había un músico de Limerick que tocaba varias veces a la semana y que a mí me parecía realmente bueno. Su repertorio solo incluía súper clásicos del rock que interpretaba a la perfección para jolgorio de los parroquianos (recuerdo, por ejemplo, que clavaba al milímetro el solo de ‘Sultans of Swing’), en cualquier caso, en una de aquellas veladas eléctrizantes, y después de más de una hora de darle caña a las 6 cuerdas, este 'rockero' apartó su guitarra a un lado y por sorpresa se sacó un tin whistle de la chaqueta, lo sopleteó un poco, se acercó al micro y con su marcado acento dijo: ‘hago un paréntesis para que escuchen este tema tradicional de la tierra que se lo quiero dedicar a Miguel’, (yo a este hombre no lo conocía, así que es obvio que se refería a otro Miguel, aunque, bueno, quien sabe…), el caso es que se arrancó con las notas de ‘The Lonesome Boatman’ y como digo, en una experiencia absolutamente inolvidable, poco a poco todo el mundo fue bajando la voz hasta que en el bar solo se escuchó el sonido del whistle evocando una melodía hermosa y profunda como pocas. Posiblemente esa noche y en aquel instante se ató uno de los primeros y más fuertes nudos que ahora me mantienen unido a Irlanda.
---
Me dejo de cuentos…, aquí tienen dos versiones de ese mismo tema: la primera, interpretada por The Fureys sin Finbar, y la segunda por Finbar sin The Fureys. Ambas son igual de válidas para saber de que les hablo, pero yo, desde luego, tengo mi favorita y aunque no les voy a decir cual es, seguro que se lo imaginan…
Vamos con el primero de ellos:
The Fureys es un conjunto dublinés de folk formado originalmente por los hermanos de apellido homónimo. En la actualidad está constituido por miembros Fureys y también no Fureys y hay que aclarar que uno de los Fureys fundadores falleció y otro, Finbar, el más talentoso de todos ellos, abandonó el grupo hace años para seguir una también exitosa trayectoria individual (no solo en la música, sino en campos diversos como la literatura y el cine); incluso hizo un papel en la peli ‘Bandas de Nueva York’ de Scorsese.
The Fureys interpretan un folk muy genuino y mezclan composiciones propias con versiones de otros autores. En sus voces, temas como ‘From Clare to Here’, ‘The Green Fields of France’ y ‘When You Were Sweet Sixteen’ han llegado a alcanzar gran reconocimiento, no solo en Irlanda sino también en Reino Unido y otros países donde se les considera, aunque el adjetivo suene algo manido, legendarios. Allá donde van, The Fureys siempre vencen y convencen. Killarney no iba a ser diferente, aunque debo decir que en lo que a mí respecta su concierto me dejó un poco con ganas a más, aunque no es una crítica, ni mucho menos, tal vez es que llevaba mucho tiempo esperando verlos y la actuación me pareció un tanto fría, aunque repito, es solo una observación personal; si la ocasión surge, volvería a verlos sin ninguna duda.
Sé que muchos conocen de la reputación de este grupo, pero por si alguien aún no ha oído sobre ellos, les dejo con una de sus más grandes canciones: ‘The Lonesome Boatman’, un slow air instrumental escrito por Finbar Furey que para mí tiene mucho de especial (me temo que si quieren saber el porqué tendrán que resignarse a una de mis ‘batallitas de abuelo’…).
El momento exacto en que escuché este tema por primera vez jamás se me olvidará. Fue hace años en Lanzarote, en la época en que aún trabajaba por aquellas latitudes. Yo solía frecuentar un pub irlandés llamado ‘The Old Mill’ que me agradaba bastante, no solo porque se podía disfrutar de una Guinness tirada como dios manda, sino porque se llenaba de turistas y a mí me servía para practicar mi rudimentario inglés. Muchos de ellos eran irlandeses (parece mentira, pero un montón de irlandeses, da igual a donde se vayan de vacaciones, siempre pasan religiosamente a visitar ‘la embajada’ del lugar).
Aquel pub, sin haber pisado ni una vez el país, se convirtió en una auténtica fuente de conocimiento para mí: fui iniciado en el concepto del ‘craic’, supe también que Sligo estaba donde el diablo perdió los calzones y era un sitio en el que jamás salía el sol (uno de los camareros era de allí y obviamente, por sus comentarios, no tenía intenciones de volver), además, a golpe de cefalea aprendí a no retar jamás a un ‘Kerryman’ a beber pintas por mucho que yo empezase de cero y él llevase más de siete, y cómo no, aprendí también a canturrear las letras de conocidas ‘drinking songs’ como el Wild Rover, Finnegan’s Wake y otras tantas y es que, como buen pub irlandés que se precie, la música en vivo sonaba cada día para que todo el que quiera pueda alimentar al espíritu, aparte del hígado.
En esas noches, había un músico de Limerick que tocaba varias veces a la semana y que a mí me parecía realmente bueno. Su repertorio solo incluía súper clásicos del rock que interpretaba a la perfección para jolgorio de los parroquianos (recuerdo, por ejemplo, que clavaba al milímetro el solo de ‘Sultans of Swing’), en cualquier caso, en una de aquellas veladas eléctrizantes, y después de más de una hora de darle caña a las 6 cuerdas, este 'rockero' apartó su guitarra a un lado y por sorpresa se sacó un tin whistle de la chaqueta, lo sopleteó un poco, se acercó al micro y con su marcado acento dijo: ‘hago un paréntesis para que escuchen este tema tradicional de la tierra que se lo quiero dedicar a Miguel’, (yo a este hombre no lo conocía, así que es obvio que se refería a otro Miguel, aunque, bueno, quien sabe…), el caso es que se arrancó con las notas de ‘The Lonesome Boatman’ y como digo, en una experiencia absolutamente inolvidable, poco a poco todo el mundo fue bajando la voz hasta que en el bar solo se escuchó el sonido del whistle evocando una melodía hermosa y profunda como pocas. Posiblemente esa noche y en aquel instante se ató uno de los primeros y más fuertes nudos que ahora me mantienen unido a Irlanda.
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Me dejo de cuentos…, aquí tienen dos versiones de ese mismo tema: la primera, interpretada por The Fureys sin Finbar, y la segunda por Finbar sin The Fureys. Ambas son igual de válidas para saber de que les hablo, pero yo, desde luego, tengo mi favorita y aunque no les voy a decir cual es, seguro que se lo imaginan…
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03 noviembre 2012
Kerry Gold
La Irlanda más genuina se encuentra en el oeste de la isla y Kerry, vecino de West Cork, es de esos condados que aúnan prácticamente todo lo que se espera encontrar si se quiere conocer la cara más auténtica del país, eso incluye, cómo no, la riqueza paisajística: lagos, prados, ríos, playas, islas, …los picos más altos, un parque nacional y dos penínsulas que rivalizan por ser la más espectacular. Kerry puede ser bucólico o salvaje, pero en cualquiera de los casos, ofrece panoramas tan bellos que pueden llegar a emocionar, sobre todo los días en que el sol resulta vencedor en su batalla contra la lluvia.
…aunque será mejor que me deje de alegatos y que hablen las imágenes.
Península de Dingle
Dunquin y Connor Pass (la foto de cabecera es la playa de Inch también en Dingle).
Muckross
Ladies View
Ross Castle
Irlanda con lluvia es Irlanda, pero ay, …cuando el agua da una tregua se convierte en un verdadero paraíso.
---------
Una entrada light para el ‘weekend’ aunque no crean que he acabado con Kerry, próximamente volveré a la carga…
Fotografía,
Lugares,
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