Regreso a Bantry House

Es hora de que le dedique una entrada a esta mansión, de la que poco he hablado tras el embarazoso incidente de 'la cenicienta' ocurrido casi nada más aterrizar en Irlanda el pasado año.

El edificio, muy popular como lugar donde se organizan conciertos (generalmente de música de cámara o tradicional) y festivales literarios, también tiene sus usos como hotel (con precios no tan prohibitivos como podría parecer), aunque sin embargo, el principal atractivo de esta mansión es la visita a su interior y a los jardines, un punto obligado de referencia en la comarca de West Cork.

La historia de la casa se remonta a principios del XVIII y aunque ha cambiado de nombre en distintas ocasiones, no así de propietarios, ya que ha pertenecido a la familia White desde aquel entonces. De hecho, su dueño actual, Egerton Shelswell-White, es un simpático anciano al que se le ve con frecuencia charlando amenamente con los visitantes.

Desde su privilegiada posición, la propiedad domina las vistas a la bahía de Bantry y es un enclave muy recomendable tanto en días soleados (donde se pueden consumir las horas perdiéndose por los jardines), como en los momentos con clima desapacible (ideal para mimar los oídos con alguna de las funciones musicales, o bien dejándose caer por el sencillo pero acogedor "Tea Room", donde ofrecen un café y unos tentempiés de primera categoría).

Se cobran 10 euros por pasar a ver tanto el interior como los jardines, aunque en este aspecto, los administradores son bastante laxos, ya que los jardines están abiertos y la mayoría de la gente los recorre de forma gratuita, además el parking también está libre de pago, lo que sin duda influye en que la residencia esté siempre bastante concurrida.

La foto de cabecera pertenece a la fachada norte, que da directamente al mar, pero la que da hacia el sur, tal vez porque es más antigua, o por su posición, resulta más cálida a todas luces.



Este es el edificio de las caballerizas, donde se puede uno instruir sobre los hechos de una frustrada invasión francesa de la isla de Irlanda a finales del XVIII a través de esta bahía.



Ya en el interior, las estancias más recomendables son el salón de los gobelinos, el salón rosa y el comedor. En estos rincones se pueden admirar multitud de enseres traídos desde casi todos los rincones de Europa por el segundo conde de Bantry: muebles, lámparas, tapices, cuadros, alfombras, juegos de porcelana y una lista inagotable de objetos de valor (que ni en mis sueños más rimbombantes jamás poseeré).

Unas escaleras conducen a los aposentos superiores que también se pueden examinar.



Casi todo es agradable a la vista, salvo, en mi opinión, una espantosa vitrina de aves disecadas, por la que es mejor pasar rápidamente de largo.

Entre plantas nos encontramos con la biblioteca, mi rincón preferido, entre otras cosas porque esta estancia reúne dos de mis placeres predilectos: los libros y la música.
Aquí, las estanterías cargadas de volúmenes antiguos cohabitan con un gran piano (es posible tocarlo si se pide permiso -y si se demuestras habilidad- por supuesto).



En este lugar es donde se celebran los conciertos y, aunque parezca minúsculo, puede congregar audiencias de hasta 200 personas, que vienen atraídas por la ocasión de disfrutar de música de calidad en una atmósfera familiar. Con suerte, te puedes ver ubicado en un asiento orientado hacia las vitrinas del jardín y la 'Escalera hacia el cielo'.



En el exterior, es obligado recorrer el jardín de las rosas y darse una vuelta para examinar los cañones dirigidos hacia el mar.



Se puede terminar la visita con el espectacular jardín de inspiración italiana.



Desde el mismo parte la 'Escalera hacia el cielo' o 'Escalera de los 100 peldaños', y, salvados todos ellos, y como postre a nuestra cita con la Bantry House, se puede saborear una de las vistas más impresionantes de toda la región: la casona mostrando la cara hacia la bahía y las islas Whiddy que parecen acercar las montañas Caha de la lejana península de Beara.



"...Los árboles que susurran al anochecer,
dejándose llevar por una sombra de luz de luna,
cantan una canción de aflicción y dolor,
dejándose llevar por una sombra de luz de luna...".

Moonlight shadow - Mike Oldfield