Sauvignon blanc a 30.000 pies

En los vuelos largos no hay nada mejor que un vasito de vino con la comida para dormir plácidamente durante un par de horas y hacer el trayecto más llevadero. El caso es que a mí me produce somnolencia pero en otras personas ese efecto puede ser muy diferente (también depende, como es obvio, de la cantidad que consumas).

Esta historia comienza en el vuelo desde Gran Canaria a Dublín de la semana pasada,  en el momento que le pido a la azafata un menú y una botellita de blanco joven. La pareja de jubilados que estaba a mi lado, y que hasta ese momento no habían hecho el más mínimo gesto de interés en tomar algo, echaron un vistazo a mi cena y se pidieron exactamente lo mismo -para mí esto es como un Déjà vu-, aunque me resultó hasta simpático como el señor le señalaba varias veces mi bocadillo a la auxiliar de vuelo, como para que no se equivocara. Este matrimonio de vejetes simpáticos acompañó la comida con el mismo vino, pero triple ración.

Media hora más tarde, ventiladas las viandas y con mi cabeza ya buscando el apoyo de la ventana mientras los renglones del libro que me leía  empezaban a difuminarse, me preparaba para echar una siesta cuando noté unos golpecitos en mi hombro izquierdo…

Esto fue más o menos lo que ocurrió a partir de ese momento:

SR. IRLANDÉS:  Buen vuelo, ¿verdad?

MIGUEL: Pues sí.

SR. IRLANDÉS:  Oye, ¿tú no eres irlandés, no? –y señaló el libro-.

MIGUEL:  No, soy de Gran Canaria.

SR. IRLANDÉS:  Mira cariño, este chico es de Gran Canaria.

SRA. IRLANDESA:  Hola.

MIGUEL:  Hola, ¿qué tal? –le dediqué una sonrisa antes de que se enfrascara de nuevo en sus crucigramas-.

SR. IRLANDÉS:  Bueno, nosotros volvemos a Dublín después de 2 semanas en la isla, en Puerto Rico, nos encanta.

MIGUEL:  Que bien.

SR. IRLANDÉS:  Sí, es que estamos jubilados ¿sabes? y pasamos fuera bastante tiempo, nos gusta el sol y solemos combinar Gran Canaria y Mallorca.

MIGUEL: Lo mejor que hacen.

SR. IRLANDÉS: Tengo 67 años, ya era hora que me retirase, no va a ser todo trabajar, trabajar.

MIGUEL: Desde luego.

SR. IRLANDÉS: Oye, perdona que te haya interrumpido, vuelve a la lectura.

 

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Aunque no estaba yo muy animado a conversar, la charla me espabiló un poco así que opté por retrasar la siesta y continuar leyendo….pero 10 minutos más tarde, otro ‘pum, pum, pum’ en el hombro me sacudió con fuerza…

SR. IRLANDÉS: Je,je..Hola, otra vez. Oye, ¿vas a Irlanda de vacaciones?

MIGUEL: No, vivo allí.

SR. IRLANDÉS: ¿En serio?, ¿En qué parte?

MIGUEL: En el condado de Cork

SR. IRLANDÉS: Ahh..vaya, que bien, ¿y a qué te dedicas?

MIGUEL: Digamos que uso internet como herramienta para trabajar.

SR. IRLANDÉS:  ¡Ahí va!, como mi nieto, –miró a su mujer buscando un gesto de aprobación, pero ella ni se inmutó, así que continuó-: Si, mi nieto tiene mucho talento, ¿sabes?, lo que pasa que no vive en Irlanda, pasó una temporada trabajando en Nueva Zelanda y Australia y ahora está viviendo en Canadá. Es una pena porque con la crisis, las nuevas generaciones están abandonando  la isla.

MIGUEL: Sí, está ocurriendo en muchos lugares.

SR. IRLANDÉS: Mi nieto tiene un título en ** y también un máster en **                    (** = jerga incomprensible)

Y creo que tiene otro máster de otra cosa pero no me acuerdo, espera que le pregunto a mí mujer..-Volvió a girarse hacia ella y ésta le devolvió una mirada de suplica acompañada de un leve movimiento de cuello y unos labios apretadísimos-.

SR. IRLANDÉS: Uff, disculpa, vuelve a tu libro, por favor.

 

--------10 minutos más tarde-------------

…pum, pum, pum en el hombro…

SR. IRLANDÉS: Fíjate, tú lees y mi mujer hace crucigramas, mi mujer hace crucigramas y tú lees –miraba al uno y al otro al decir esto-. y yo, me aburro, no sé lo que hacer, el vuelo es muy largo, igual me doy una cabezadita, ¿qué crees?

MIGUEL: Me parece una idea estupenda, de hecho, yo mismo estaba a punto de quedarme dorm..

SR. IRLANDËS:  ¡Uy, mira, por ahí viene la azafata! Señorita, traiga un par de botellines del mismo vino, el Sauvignon, por favor.

 

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Las bebidas no eran para nosotros dos, eran para él y su mujer, pero eso lo entretuvo durante otro cuarto de hora, después del cual…(pum,pum,pum).

MIGUEL: ¡Hey! ¡Qué sorpresa!

SR. IRLANDÉS: Ja,ja,ja, ¡qué simpático es este joven!

MIGUEL: Bueno, lo cierto es que ya no tan joven…tengo 37

SR. IRLANDÉS: Bah, un mero estudiante en la flor de la vida, ¿te he dicho que yo tengo 67 años?

MIGUEL: Sí

SR. IRLANDÉS: Soy un olvidadizo, …esto.., perdona, sigue leyendo que te he interrumpido.

 

--------2 minutos más tarde------

(pum, pum, pum)

MIGUEL: ¿Sí?

SR. IRLANDÉS: Dijiste que vivías en Cork, pero el avión va a llegar a Dublín casi de madrugada, ¿tienes el coche en el aeropuerto?

MIGUEL: No, me quedaré esta noche en Dublín

SR. IRLANDÉS: ¿Tienes hotel?, lo digo porque nosotros vivimos en Dublín y bueno…

MIGUEL: Errmmm, ¿Disculpe? –En ese momento el señor irlandés miró a la señora irlandesa que le echó una bronca con la mirada sin decir ni mu-.

MIGUEL: No se preocupe, tengo alojamiento, muchas gracias.

SR. IRLANDÉS: Claro, claro, que tonto soy, Oye, vuelve al libro, lo siento por la interrupción…

 

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Parecía que la conversación por etapas había llegado a su término. Transcurrieron, 10, 20, 30 minutos sin ‘pum, pum, pum’ y ya no restaba más de una hora de vuelo, de todas formas, el sueño me vencía y quería aprovechar aunque sólo fuese por un rato. Cerré los ojos, pero al cabo de medio minuto tuve el impulso instintivo de asegurarme de que mi compañero de asiento no me fuera a interrumpir también la siesta, así que giré un pelín la cabeza y abrí los párpados despacio y con cuidado para comprobar que estaba haciendo y….¡Coño! Sus ojos etílicos  ME ESTABAN OBSERVANDO.

SR. IRLANDÉS: Je,je…Estabas a punto de quedarte dormido, ¿eh?

MIGUEL: Si, el cansancio me vence. (“Joder, que mala suerte”).

SR. IRLANDÉS: Oye, perdona, es que tengo curiosidad, me decías que vives en Cork, ¿en qué parte?, ¿en la ciudad?

MIGUEL: No, en West Cork

SR. IRLANDÉS: ¿puedes ser más específico?

MIGUEL: Bueno, vivo bastante cerca de Skibbereen

SR. IRLANDÉS: Ahhhhh…Skibbereen, ¡qué preciosidad! Muy bonito sí, sí, muy bonito.

MIGUEL: ¿Le gusta? ¿Han estado alguna vez?

SR. IRLANDÉS: No, pero es muy bonito.

MIGUEL: Ya, claro.

SR. IRLANDÉS: No me mal interpretes, no hemos estado en Skibbereen, pero conocemos la región, de hecho, solíamos pasar varias semanas al año en un pueblo de esa zona, lo que pasa que no me acuerdo del nombre, déjame que lo piense un momento….

MIGUEL: –reflexión profunda, personal y muda- “Por Dios, que no sea Leap”.

SR. IRLANDÉS: Mmmmm, no, no me viene a la cabeza. Será mejor que vuelvas a tu lectura, o a tu sueño, pero no te preocupes, desde que me acuerde, –hizo una pausa y esbozó una amplia sonrisa- te aviso para comentártelo, ja, ja, ja…