18 junio 2012

Mumford & Sons (& un gili que casi se los pierde)

El fin de semana pasado estuve en Galway, no es que uno necesite excusas para dejarse caer por allí, pero son más de 4 horas en coche y a veces se requiere de un aliciente especial y en este caso era uno de los que de verdad provoca que se me vire el coco: un concierto de Mumford & Sons.

01.Gentlemen of the Road  -Galway

Y de esta forma, y para que nada falle, se planea todo concienzudamente sin dejar detalles a la improvisación (a excepción del clima, claro está) y llegado el sábado se parte temprano rumbo norte. A mí conducir no me disgusta, todo lo contrario, además después de unas semanas de inactividad ye me apetecía apechugar con una kilometrada y el itinerario lo alargué con varios puntos en los que hacer escalas, avituallamiento, etc. He de decir que me sentí decepcionado de no toparme con ninguna carrera de carretas y caballos en el tramo que va de Cork a Limerick, aunque por el contrario si encontré un par de caballeros con su cortacésped por el andén de la autovía (una historia verdadera).

Con un sol maravilloso y ni una gota de lluvia durante toda la jornada, sobre las 5 de la tarde llegué a las inmediaciones de Galway. Aún quedaba un par de horas antes de que comenzara la parte interesante del concierto –The Vaccines y luego los Mumford-, era momento de buscar la dirección del Bed & Breakfast, la ciudad se convierte a veces en un caos de tráfico y no es cuestión de entretenerse más de la cuenta. Y ahora llega ese instante amargo en el que tienes un ‘flash’ y un escalofrío te recorre la espalda: paras el coche, te bajas, vas al maletero y ¡bingo!, te has olvidado el bolso con la ropa en casa. ¡De p*** madre, Miguel! En esa maleta no iban solo las camisas y las mudas del fin de semana sino la reserva impresa del hotel y lo más importante, …el ticket.

Entré en 'panic mode', pero por suerte a mi cerebro aún le quedaban un par de neuronas perdidas que al final conectaron. Telefoneé a mi casero, le comenté el caso, soporté el chaparrón de carcajadas, lo convencí para que pasara por el piso y comprobase si mi bolso estaba allí y lo persuadí para hacer un par de gestiones que la urgencia requería. Al cabo de unos minutos y tras varios cruces de llamadas conseguí la dirección del hotel y una promesa de que allí podría conectarme a internet, entrar a mi correo y reimprimir la entrada. Alivio. No es la primera vez que sufro de estos episodios de demencia senil transitoria, por ejemplo, dejarme la calefacción encendida (que, a propósito, también hice esta vez…).

Atravesé el casco de la ciudad como un rayo y tuve suerte además de encontrar un hueco en una calle donde mal aparqué el coche y me lancé a por un Dunnes Stores en el que me surtí de ropa y útiles de aseo para el finde. Con el tiempo justo llegué al B&B’s….pero ah…yo no contaba con que no habría nadie dentro. Toqué y toqué, pero sin resultado. Angustia. Ya los iba a llamar por teléfono cuando se me ocurrió ir a preguntar al establecimiento de al lado y la señora que me atendió me sacó de dudas con un tono cómico “te has equivocado, el sitio que buscas no es ese, es este, …tú eres el que se olvidó los bártulos y la entrada del concierto,  ¿no? …anda, pasa, que ya tengo la impresora encendida”. Felicidad.

Diez minutos para tomar aire, reponer energías y, dispuesto a disfrutar de la velada, ¿ya les he dicho que me encantan los Mumford & Sons?, al salir del hotel me encontré con la dueña regando las flores. “¿Vas a ir caminando o en coche?” me preguntó. “Creo que a pie, me apetece un paseo y además lo necesito después de todo el estrés”. “Me parece perfecto” me dijo “…además, no podrías ir muy lejos pues te dejaste las llaves del coche al lado del ordenador, tómalas, anda…”. “Muchas gracias, hoy no es mi día”. Sonrisas. “¿quieres que te acerque en el mío?”. “No, no hace falta, de verdad, no se moleste”. Se encogió de hombros aunque su expresión indicaba algo de preocupación. Cuando ya me iba, me gritó: “¡no te olvides de coger ahora la avenida hacia la izquierda!”. Buff, vaya guasa, pensé, …pero es que me la merezco. No me quitó el ojo de encima hasta que se cercioró de que me iba hacia la izquierda y no en dirección, pues yo que sé, …a Sligo.

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Como el post se ha hecho un poco largo, ¿les parece si dejamos la parte del concierto para mañana? …espero que no se me olvide.

Guiño

2 comentarios:

  1. Si es que a veces uno no tiene la cabeza donde tiene que estar. En casa de mi novia tengo un problema y es que la puerta se tiene que cerrar siempre con llave... pues no es la primera vez que vuelvo a mitad de camino para atrás para comprobar que la cerré! y no por si entra alguien, si no por el gato que es un terrorista y me veo tirando del pomo.

    Pero estos despistes si te pasan a ti viajando solo, pues te descojonas, te cagas en todo lo cagable y ya está... lo peor es cuando vas con alguien y siempre te va a soltar el famoso TE LO DIJE jaja.

    Suerte que ibas con tiempo, el vídeo a ver si lo veo después que sigo sin internet en casa hasta la semana que viene y entro vía móvil!

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    1. Yo a veces, bastantes, me voy a dormir y me dejo la puerta sin pasarle la llave y el otro día, ya rizando el rizo, me fui a dar un paseo y me dejé las llaves (coche, casa, ...) colgando de la puerta por fuera. Me podían haber desvalijado y llevárselo todo en el coche tranquilamente. Menos mal que esto es rural, rural...jajaja

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