20 agosto 2013
La Torre de Shandon y el ‘mentiroso de cuatro caras’
Estos días se celebra en Irlanda la Semana del Patrimonio Nacional en la que se organizarán a lo largo y ancho del país actos lúdico-culturales de todo tipo: caminatas, charlas, recreaciones de episodios históricos, juegos, travesías marinas, actividades en entornos naturales, conciertos, etc. Yo he decidido aportar mi pequeño granito de arena trayendo al blog uno de los emblemas arquitectónicos, aparte de uno de los edificios más antiguos de la ciudad de Cork, ni más ni menos que la Torre de Shandon.
La Torre de Shandon, en la colina del mismo nombre, es el campanario del templo de Santa Ana que con sus casi 300 años de antigüedad –fue construida en 1722- se trata de la iglesia de Cork que lleva más tiempo en servicio ininterrumpido (culto anglicano).
Lo que más llama la atención a primera vista son los dos tipos de piedra con los que está recubierta: por un lado tenemos la caliza blanca tan típica de toda la geografía irlandesa y por otro lado la arenisca roja antigua (localizada en las penínsulas del suroeste de la isla). Esta mezcla de matices produce un curioso efecto visual al acercarse a ella. Yo soy un poco lerdo y olvidé tomar una foto de los lados ‘colorados’, por suerte en la imagen de la wikipedia se puede observar perfectamente de lo que hablo. Es un poco inverosímil, pero cuenta la leyenda que los habitantes de la ciudad estaban tan contentos con el resultado de esta mezcla de rojo y blanco que decidieron usar los mismos colores para el emblema del condado…
Vamos ahora a fijarnos en el reloj.
Fue diseñado en 1847 por Mangan, uno de los mejores maestros relojeros de la ciudad en aquellos tiempos. Durante 12 años tuvo el honor de ser el reloj de cuatro caras más grande del mundo (hasta que en 1859 se construyó en Londres la famosa torre que aloja al Big Ben). En Cork se apoda cariñosamente a este reloj como el ‘Mentiroso de Cuatro Caras’ debido a que rara vez la hora coincide exactamente en todos los lados (esto se debe en parte al viento y en parte al grosor de las agujas que puede diferir de una cara a otra y al rozar con los números provocan ligeras imprecisiones en el mecanismo).
A pesar de este popular ‘embustero’, el elemento más representativo de la torre son su juego de 8 campanas, objeto de poemas y hasta canciones inspiradas en su dulce sonido. Sonido que en el barrio de Shandon se escucha a todas las santas horas porque los turistas que visitan la torre pueden hacerlas sonar e incluso intentar reproducir alguna canción conocida sirviéndose de partituras facilitadas en el lugar (los intentos por interpretar la parte típica de la 9 sinfonía de Beethoven son especialmente bochornosos).
El ascenso es totalmente recomendable siempre y cuando no midas 2 metros, tengas claustrofobia y/o vértigo y no te importe pisar tablones de madera estrechos suspendidos a varios metros de altura.
Aquí la parte donde las 8 cuerdas ‘mágicas’ pueden ser accionadas:
Y aquí al pie de una de las campanas – todas fueron instaladas en 1752-:
Obviamente para acercarse a una de estos gigantes (pesan casi una tonelada cada una) hay que llevar protección auricular o de lo contrario te puedes quedar sin tímpanos.
El efecto vibratorio es además brutal y eso que son fijas desde hace más o menos un siglo precisamente por la vibración que producía el movimiento.
Regusto especial el que se siente al tirar de la cuerda cuando pasas por ahí para trolear a quien esté más abajo intento emular al mejor campanero.
Y de postre, las vistas desde lo alto. Posiblemente las mejores de la ciudad (sobre todo si el sol se digna a asomarse…).
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Acabo como empecé, hablando, o mejor mostrando con un video de que va esto de la Semana del Patrimonio Nacional por si alguna vez se sienten tentados de hacer coincidir unas vacaciones y así aprovechar más el viaje. Aún están a tiempo…
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Tiene muy buena pinta esa semana de "autobombo".
ResponderEliminarMuy curioso lo del "mentiroso", si la subida no es en escalera de caracol ya me gusta más, jeje, no como la subida a la cúpula del Duomo de Florencia que me tuve que parar impidiendo el paso pq tanta vuelta me saturaba.
Sí, la semana de 'autobombo' está bien sobre todo por los niños aprenden jugando y hay oportunidad de asistir a charlas o caminatas guiadas para conocer un poco sobre los pueblos (durante el resto del año no hay tantas oportunidades).
ResponderEliminarNo me hables de Florencia que no he estado y estoy frito por visitarla!!! ;)
Yo quiero repetir Florencia, Vinci y San Gimignano, es otro viaje pendiente. Para mi las 3 joyas Toscanas, junto con Siena. Sería cuestión de mirar fechas y precios, jeje.
ResponderEliminarYo es que en el norte de Italia no he estado y hay tantísimo que ver. Necesitaría por lo menos un mes. Me temo que este año no va a poder ser :(
EliminarGorgeous!
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