26 mayo 2010
París bien vale una visita (1ª parte)
Texto de 'Alfrodo' y fotos de 'Alfrodo y RdI'
No creo que sea que haya visto poco mundo porque hasta ahora no he viajado con la asiduidad que me hubiera gustado ni que yo sea impresionable y , acostumbrado a vivir en una ciudad pequeña, flipe ante cualquier cosa. No. Es, ni más ni menos, que París es una ciudad MONUMENTAL, en la acepción más grandiosa del término. Y además en todos los sentidos. Estoy seguro de que pensaría lo mismo si yo fuera londinense, neoyorquino o madrileño. Por eso, cuando en Diciembre de 2007, a Reina de Ítaca y a mí nos dio por pasar cuatro o cinco diítas en esa ciudad, la impresión que me llevé no pudo ser más satisfactoria. Disfruté como un enano y eso que siempre he pensado que de tener la oportunidad de viajar, lo haría primero a otros sitios que no a grandes ciudades. No me arrepiento para nada de haber elegido París como destino durante esos días.
Y como pasa con cualquier cosa inmensa, París te desborda. Cinco días no dan ni por asomo para ver ni el diez por ciento de lo que hay que ver. Aunque no paramos la pata y lo que disfrutamos de la ciudad lo procuramos vivir intensamente, siempre te queda la cosa de que no lo abarcas todo, de que por cada cosa que ves, te estás perdiendo muchas otras; que muchísimos pequeños detalles pasan delante de tus sentidos pero no te das cuenta o si te la das no puedes reparar en ellas como debieras… Pero bueno, a fin de cuentas supongo que eso le ocurre a todo el mundo en la mayoría de los viajes.
Voy a ver si soy capaz de resumir lo más importante de todo lo que vi de forma que ustedes, amables lectores, puedan disfrutar como yo lo hice.
La primera impresión que me causó París realmente no pudo ser peor, pues del aeropuerto (el de Beauvais, que es en aspecto y tamaño como el Ikea de Telde) hasta nuestro campo base, pasamos por medio de un sinfín de industrias de todo tipo, unas en funcionamiento y otras claramente abandonadas, en la ribera del omnipresente Sena, que como tarjeta de presentación es peor que la entrada a LPGC vía circunvalación por el sur. Nos instalamos en un pequeño hotelito de las afueras de París (Asnières-sur-Seine) recomendado por una amiga de estas que siempre encuentran cosas a buenos precios. Tiene estación de cercanías, que en un pispás te pone en una de las principales estaciones de París y de ahí, metro para todos lados. Esa tarde decidimos simplemente ir a la estación de metro del Trocadero. Es ahí donde ya se te saltan las lágrimas (y no por mi conjuntivitis alérgica) cuando doblas la esquina y por en medio de los dos edificios principales, escalinatas abajo, al fondo de los jardines y cruzando el Sena, la imponente estampa de la Torre Eiffel se te presenta en toda su magnitud. Te pueden contar mil cosas y puedes ver muchas películas y documentales; pero cuando estás ahí y lo ves con tus propios ojos es cuando te das cuenta de que lo que te habían dicho no le hace justicia en absoluto. Y ya está. Ese fue nuestro aperitivo, para ir abriendo boca de todo aquello de lo que íbamos a ser testigos en lo sucesivo.
Al día siguiente empezamos de nuevo con “simples aperitivos” (que llenarían el estómago de muchos) pues salimos por una boca de metro cercana a la Ópera Garnier, precioso edificio de estilo neobarroco que viene a ser como el Teatro Real de Madrid o el Liceo de Barcelona. Calle abajo y tras pasar varias plazuelas con preciosas bocas de metro estilo art decó, llegamos a una puerta lateral del museo del Louvre, por la que entramos a echar un simple vistazo, pues nuestro destino de ese día era realmente la Isla de la Cité.
Sobre el Puente Nuevo, vista del Sena, el museo de Orsay a la derecha y la Torre Eiffel a la izquierda.
ISLA DE LA CITÉ
Aunque algunos estudios lo desmienten, parece ser que esta isla, junto con la cercana de San Luis, ambas entre dos brazos del río Sena, fue el germen de la ciudad de París, cuando la pequeña tribu celta de los parisii (prima hermana, digo yo, de los canarii, je, je) se estableció por esos andurriales. Eso pudo ocurrir hacia el 52 a.C., cuando un tal Vercingétorix tenía sus más y sus menos con las legiones del romano aquel que decía que vino, vio y venció. Hoy día uno de los accesos más famosos a la isla es el Puente Nuevo, que curiosamente es el más viejo de la ciudad. En ella se encuentran la Prefectura de la Policía; la Conciergerie, palacio de los reyes desde el siglo X al XIV y más tarde convertido en prisión (María Antonieta y Napoleón III fueron algunos “huéspedes” ilustres); la Santa Capilla, que no es más que un enorme relicario con preciosas vidrieras y por supuesto, la Catedral de Notre-Dame. Magnífico ejemplo del gótico francés, se terminó de construir en 1345, aunque ya celtas y romanos tuvieron en el mismo lugar templos de adoración a sus respectivos dioses. Aunque sus paredes han visto infinidad de acontecimientos, coronaciones sobre todo como la de Napoleón Bonaparte, es muy famosa por ser escenario de las correrías de Quasimodo y la gitana Esmeralda, según un romance de Víctor Hugo dedicado al templo.
Yo frente a la fachada principal.
Detalle de un lateral y torre norte, ya de noche.
De ahí, al Barrio Latino, barrio de encuentro de estudiantes por excelencia, sede de la Universidad de la Sorbona y otras más y cuna de movimientos estudiantiles durante el siglo XIX y XX, además de espacio central del Mayo Francés del 68. Cuenta con numerosos cafés, bares y restaurantes, además de tener una gran actividad cultural con muchos cines de arte y ensayo, pequeñas salas de música y librerías. En él se encuentran el Teatro del Odeón y el Panteón, donde están enterrados Voltaire, Rousseau, V. Hugo, Marie Curie, Alejandro Dumas, etc.
ARCO DE TRIUNFO
Desde una parada de metro que te deja en el extremo de los Campos Elíseos, accedimos al Arco de Triunfo, que está en medio de una rotonda gigantesca en la que desembocan 14 ó 15 avenidas y que es el único punto de Francia donde las aseguradoras se hacen los suecos a la hora de cubrir siniestros, pues el caos de tráfico es similar al de esos vídeos de Youtube de ciudades de Asia en los que se ven coches, motos, camiones y guaguas pasando unos por encima de otros. Inspirado por la arquitectura romana, fue mandado construir por Napoleón Bonaparte tras su victoria en Austerlitz. Tiene una gran estatua en cada uno de sus pilares (el Triunfo, la Resistencia, la Paz y la Marsellesa y está grabado con innumerables inscripciones de batallas, generales y grandes revolucionarios del Imperio Francés.
Qué guapos somos
(Continuará...).
Je ne reconnais plus
Ni les murs, ni les rues
Qui ont vu ma jeunesse
En haut d'un escalier
Je cherche l'atelier
Dont plus rien ne subsiste
Dans son nouveau décor
Montmartre semble triste
Et les lilas sont morts
La Bohème - Charles Aznavour (la traducción vendrá con la segunda parte).
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Bueno, aprovechando mis 'vacaciones' en GC, le he dado un descansito al blog y pensé que era buena idea que Alfrodo escribiese algo, ya que es que más participa con los comentarios...y joder, pedazo de entrada que se ha currado!!
ResponderEliminarParís...La ciudad de la luz...ya lo creo que merece una visita, o más de una. Coincide que RdI y tú fueron en época navideña igual que yo...(si mal no recuerdo creo que Roberto también)..y ver la ciudad engalanada para la ocasión es inenarrable.
Ahh...Mª Antonieta que fue a perder la cabeza en París de la manera que ella menos esperaba...
Bueno, eso, que estoy esperando ansioso a ver la segunda parte (jeje). Lo de las vacaciones me permite ver los toros desde la barrera, pero además me da la oportunidad de hacer algo que todavía no he hecho (un voto pa la entrada que está guapísma total).
Roberto - Es casi seguro que me vaya hacia final de la semana que viene, o principios de la otra por lo que no voy a estar en GC cuando tu vengas, de todas formas, un día de estos tenemos que hablar por tfno...mándame un SMS o algo cuando tengas tiempo.
Ruymán - Tenemos que quedar antes de que me vaya...¿te interesa pasarte un rato por un asaderito en Gáldar este fin de semana??? Te mando un SMS pa' concretar.
Bueno, muchas gracias por la oportunidad de ser bloguero de honor. Parafraseando a Bilbo Bolsón diré que lo que he intentado escribir no es ni la mitad de lo que querría, y lo que yo querría es menos de la mitad de lo que la mited de ustedes, otrapinteros, merece. Me gustó la idea de escribir yo una entrada pero personalmente me queda una especie de regustillo amargo por culpa de la sensación de que se me han escapado miles de cosas o que no he podido transmitir lo más importante de las sensaciones vividas. Pero en fin, he hecho lo que he podido y espero que les guste...
ResponderEliminarPD: esta vez no voto la entrada, sería feo...
Eps, si era a mí, me coges en plena preparación Primavera Sound en Barcelona. No vuelvo a Gran Canaria hasta finales de junio...aunque serán sólo dos semanas, por ahora. Estaré tres meses más en Barcelona después, hasta mediados de septiembre.
ResponderEliminarPor cierto, hace un par de semanas estuvo Medina por aquí, en plena excursión culé, y nos echamos unas risas.