Desde hace varios cientos de años, se ha ido forjando un mito alrededor de este lugar y, lejos de ser considerado como 'cuento de charlatanes', parece que va cogiendo más y más auge con el paso del tiempo. A diario, hordas de turistas (sobre todo americanos) se acercan a este 'templo' medieval y tratan de comprobar, entre curiosos y expectantes, si lo que dice la leyenda es cierto.
Una extensión de jardines bastante amplia dan la bienvenida a esta fortaleza a orillas del río Martin, cuya construcción original data del siglo XIII, aunque su estructura actual forma parte de las reformas que se realizaron a expensas del clan de los MacCarthy en el siglo XV. Además de esto, hay también bastantes rincones por los que pasear e incluso fotografiar algunas formaciones geológicas bastante curiosas, pero sin duda, la gran mayoría de los forasteros se dan prisa en congregarse en torno a las muros de roca, atraídos por el secreto que se esconde en la torre del homenaje (la piedra Blarney).
Esta piedra, que tiene tantos nombres como 'posibles' orígenes guarda un encanto especial. Su procedencia ha dado pie a numerosas y estrambóticas leyendas, a cual más ocurrente o absurda: hay quien dice que es obra de una bruja del medievo; otros comentan que es parte del muro de las lamentaciones de Jerusalén y, hay quien se atreve a señalar, que es un fragmento de la roca que Moisés golpeó con su bastón cuando dividió las aguas.
De todas las teorías, la que más se acerca a la realidad, aunque no está comprobada al 100%, es la que dice que la piedra Blarney es un pedazo de otra roca legendaria (la piedra Scone, o piedra del destino), sobre la que se coronaba a los reyes escoceses y que aún se utiliza en la actualidad para la coronación de los monarcas británicos. Al parecer, fue un obsequio del rey escocés Robert the Bruce a Cormac MacCarthy en 1314 por su apoyo contra las tropas inglesas en la batalla de Bannockburn ('ultimísima de las escenas de la película Braveheart').
En cualquier caso, ¿qué es lo que tiene de particular la dichosa piedra?,... pues que quien la besa logra el don de la elocuencia, del gracejo natural, la habilidad para piropear en los momentos oportunos y de no quedarse nunca sin palabras cualquiera que sea la situación que se presente.
El caso es que, lejos de lo poco científico y mucho de fábula de este hecho, como digo, el castillo de Blarney y su 'piedra de la elocuencia' es uno de los principales atractivos de la Isla Esmeralda y numerosas personalidades, incluyendo políticos extranjeros y primeros ministros, corren que se las pelan cuando visitan Irlanda para no perderse la oportunidad de conseguir el 'don'.
Poco importa el estado semi en ruinas del castillo, los interminables escalones que hay que subir para llegar a lo más alto, o las colas de espera: todo el mundo quiere sentir la 'vertiginosa sensación' que otorga el besar la piedra. Y no exagero un pelo, porque es una prueba solo apta para 'corazones valientes'. La piedra Blarney está separada del suelo por un hueco bastante ancho que da al vacío. La única manera de besarla es tumbándose de espaldas y acercar la cabeza al muro poco a poco mientras la mitad del cuerpo se queda suspendida en el aire a más de 20 metros de altura. Hay un par de barrotes 'quitamiedos' que no ayudan mucho, pero por suerte, un trabajador del castillo te asiste en tan 'embarazosa' postura, sujetándote por la cintura y, menos mal, porque sin esta valiosa protección sería virtualmente imposible dar con tus labios en el canto frío de la 'Blarney Stone'.
Y bueno, como turista gregario y manipulable que soy a veces, en abril del año pasado cuando vine de vacaciones a Irlanda, aproveché para peregrinar a Blarney y besar la piedrecita. Por suerte, era un día oscuro y de lluvia y no había casi visitantes por lo que no tuve muchos impedimentos en subir a las alturas del castillo y poner mi granito de arena en lo que alguna web de destinos vacacionales menciona como 'la más antihigiénica de las atracciones turísticas del mundo', aunque tampoco es para tanto.
Y después de eso, ¿he ganado el don de la verborrea y la elocuencia? Pues no sabría decirlo pero si me pongo a pensar ...unos meses después de besar la piedra, abrí este blog y ...con esta de hoy ya son ¡50 entradas!
"...Y la lluvia cayó
y las estrellas se precipitaron del cielo,
oh, que oscura la noche...
Siempre parece que los castillos y los sueños
se desvanecen con la luz de la mañana...".
Castles and dreams - Blackmore's Night