Tres estampas de Donegal

Donegal es el condado más septentrional de Irlanda y también el más agreste y aislado. Penínsulas salpicadas de playas extensas de arena blanca, llanuras inacabables de turba, montes solitarios y pequeños pueblos, reductos gaélicos, que aún se resisten a caer bajo el influjo del inglés, conforman el carácter de esta región, tan remota como atractiva.

Parque Nacional de Glenveagh



El monte Errigal se levanta firme como un guardián en medio de un océano de turberas; es la primera y más alta de las cumbres que constituyen la cadena de las Siete Hermanas y que es tan sólo uno de los muchos puntos de interés que se pueden admirar dentro del parque. El territorio, reserva de la mayor manada de ciervos rojos de Irlanda, es idóneo para el montañismo y las excursiones, pero también para visitas de índole cultural como el castillo de Glenveagh y sus jardines ornamentales que descansan a orillas del Lough Veagh. Con mucha paciencia y suerte, aún se pueden atisbar en el cielo algún ejemplar de la que se una vez se consideró extinta en estos parajes, águila dorada.



El fuerte de Grianán Aileagh




En el istmo de la península de Inishowen, en la cima de una colina que domina varios condados (Donegal en la República de Irlanda, Tyrone y Derry, en Irlanda del Norte), se levanta este extraordinaria estructura circular que tiene su origen en la Edad de Hierro y que, de los muchas que se encuentran en el país, quizás es una de las mejor conservadas.
La función que tenía es enigmática, pero podría ir desde el culto religioso a las tareas defensivas por su estratégica localización, desde donde se pueden disfrutar de increíbles vistas hacia los Lough Swilly y Foyle.



Acantilados de Slieve League



Rozando los 600 metros en su punto más alto, las paredes de Slieve League están entre las 3 ó 4 más altas de Europa. Debido a su emplazamiento tan apartado, no es con mucho el más visitado y famoso de los acantilados de Irlanda, título que probablemente ostenten los de Moher (no alcanzan ni un tercio de su altura), sin embargo, son posiblemente los más espectaculares y, aún más, si se contemplan durante la puesta de sol, cuando se tiñen de tonos naranjas y rojizos.
Hay un camino muy estrecho que cruza lo alto de toda la cresta casi de punta a punta y por su peligrosidad alcanza proporciones míticas entre los senderistas, es conocido como ‘el paso de un solo hombre’.


Tan sólo una breve muestra de lo que Donegal, puede ofrecer, un lugar para ser degustado despacio, sin itinerarios diseñados al milímetro que nos esclavicen, y por supuesto, sin necesidad de reloj.

“…Todo el mundo está hablando de mí,
no escucho nada de lo que dicen,
sólo los ecos de mi mente.
La gente se para a mirar,
pero no veo sus caras,
sólo la sombra de sus ojos…”

Everybody’s talking – Harry Nilsson