El Healy Pass (Península de Beara de Sur a Norte)

Hay varias formas de cortar transversalmente la Península de Beara por carretera en dirección norte-sur o viceversa aunque, de todas, hacerlo a través del paso de Healy es sin duda decantarse por la opción más espectacular. Vamos a ver que nos depara esta travesía que une los condados de Cork y Kerry y ya de paso le dedicamos unos renglones a la siempre atractiva y salvaje Beara (algo olvidadilla hasta ahora en el blog: mea culpa).

 Ruta elegida: Sur-Norte (desde Cork a Kerry).

La primero: hay que asegurarse de que el clima esté de buen humor o no conseguiremos distinguir un carajo y aquí las vistas son esenciales. Segundo: que no te de miedo conducir por vías estrechas llenas de curvas y con laderas a los lados (cualquiera que haya cogido un coche por los barrancos de Gran Canaria se echaría a reír al ver el Healy Pass, pero bueno, sé de algunos que no están acostumbrados a este tipo de ‘desafíos’ y recelan de ellos).


Empezamos en el pueblo de Adrigole, un bonito paraje a medio camino entre Castletownbere y Glengarriff.
Esa montaña cuya cima aparece envuelta en nubes algodonadas es la Hungry Hill (685 m.), el pico más elevado de la península y uno de los más altos del condado. Y yo estoy ‘hungry’ por patearlo algún día. Por cierto, aloja también una de las cascadas de más altura del país.


Desde Adrigole se toma la R-574 (que tiene su propia entrada en la wikipedia y todo), hay que recalcar que este ruta de apenas 15 kms. es considerada una de las carreteras de montaña más bonitas de Irlanda, más o menos al nivel del Conor Pass en la península de Dingle (mucho más famoso, pero no más fotogénico). Se asciende y después de bastantes curvas en medio de una inmensa superficie de turberas, unas buenas rampas y varias paradas fotográficas obligadas se llega al Healy Pass (a unos 330 metros de altura). Echando la vista atrás la perspectiva es tal que así:

La historia de este paso de montaña se remonta a la época de la Gran Hambruna Irlandesa (1845-49). Se construyó en 1847 (el fatídico ‘Black-47’) para dar trabajo a los habitantes de la zona y evitar así que se murieran de hambre. El nombre de Healy Pass llegó más tarde en 1931, después del fallecimiento de Tim Healy, político originario de Cork y Primer Gobernador General de Irlanda que fue el artífice de que este antiguo puerto se convirtiese en una carretera como dios manda.



Aquí el panel explicativo de la historia, además de una curiosidad acerca de los entierros de la época y la forma en que los cortejos fúnebres  se pasaban los ataúdes de un condado al otro al llegar al llegar a este punto.




Y ahora llega el momento de enfilar la cara norte del tramo que está dentro del condado de Kerry y, aunque me duela aceptarlo, el panorama impresiona bastante más que el de la parte de Cork, empezando por…



El lago de Glanmore.
Aquí el paisaje es bastante más abrupto y se pueden vislumbrar un buen número de las montañas de la península de Iveragh, los 6 ó 7 picos más altos de Irlanda están por ahí metidos.




Perspectivas diferentes para el mismo sitio.
 
Aquí las ovejas no tienen los cuernos púrpura pero también están marcadas con colores extraños…



¿franchutes o culés? …you decide.









Me sabe mal decirlo, pero algunas Kerrysheep tienen cara de mal folladas falta de cariño.  Esto va sin segundas, …¡qué conste!








La ruta del Healy Pass acaba en el pueblo de Lauragh, pero antes de llegar a él hay que descender entre estrecheces del firme y alguna cascada casi unida al asfalto, sortear un buen montón de nuestras amigas de las fotos superiores y, sobre todo, pararse en cada uno de la docena de apartaderos para seguir sacando fotos y más fotos…



Una anécdota para terminar:
Esto que te encuentras un coche de frente mientras bajas, aminoras la marcha y compruebas que hay espacio suficiente para que los dos vehículos se crucen sin problema, pero aún así, ves que el vejete que conduce a tu encuentro te hace señas para que te detengas. Lo haces. Bajas la ventanilla esperando alguna cuestión, él hace lo propio, pero la pregunta no llega, a cambio te sonríe y al cabo de unos segundos simplemente dice: ‘vaya día más bonito que hace, ¿verdad?’

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Y aún hay gente que sigue sin entender por qué adoro vivir en Irlanda.