02 marzo 2012

Diamond Hill (3ª parte)

(Continuación y  desenlace de la primera y segunda parte).

Demon Hell, Demon Hell, …debería llamarse esta montaña en lugar de Diamond Hill, eso es lo que pensé mientras intentaba lavar la ropa y adecentarme en uno de los charcos del camino. El análisis de ‘daños’ incluía el codo y la rodilla derecha, algo del cuello y también la oreja de ese lado. Nada de golpes o heridas  –salvo mi dignidad-, pero cagado de combustible fósil hasta la médula (y la turba no es barro, las manchas no salen fácilmente). Salvo las manos y los dedos, que limpié a conciencia, tampoco me esmeré demasiado, al fin y al cabo, en bastantes zonas de Irlanda, el aspecto algo desaliñado, no voy a decir que dé caché, pero es bastante habitual.

Todavía un tanto ‘turbado’, me rehice lo más rápido posible del ataque a traición de mi invisible enemigo eólico y continué con la tarea de ascender lo que me quedaba de ruta y acabar con la faena de una puñetera vez. A fuerza de zancadas y bastonazos fui acortando la distancia hasta concluir la zona vertical y llegar a lo que yo creía que era el objetivo.

01.Diamond Hill

Pero no, no lo era, solamente se trataba de un simple collado que hacía labores de falsa cima. Otra vez, a merced de los elementos y sin ningún tipo de protección para avanzar por la cresta, así que a de nuevo en postura de cuatro patas para contrarrestar las rachas huracanadas y evitar que me lanzase a volar sin parapente los 400 metros de pared de la ladera. Detrás de ese montículo había otro, y luego otro, (como las películas con finales eternos) y siempre un tramo expuesto entre promontorios para que el viento pusiese música a la verbena, pero después del tercer o cuarto cerrito, conseguí verlo, a unos 50 metros de mí estaba el objetivo, ‘I have a dream’ …el punto que marcaba la meta.

Cogí aire durante unos segundos y, no se si fue por desesperación, majadería, o por un puro arrebato demente, pero mandé a tomar por saco la ventolera y comencé a correr hacia la señal. Eché el resto a la vez que mentalmente gritaba: “por Shakleton, Amundsen, Hillary, Pasaban, …el balón le llega a Cesc, éste se la deja a Iniesta que chuta y….” ¡¡¡CUMBRE!!! Me abracé a las piedras del mojón con más felicidad que Marco cuando encontró a la madre.

02.Diamond Hill

No se si fue parte del delirio orgásmico del momento, pero durante los pocos minutos que estuve en la cima me pareció que el viento amainó bastante hasta casi desaparecer lo que me permitió deleitarme con las vistas y disfrutar muchísimo más del instante. Las montañas a veces te tientan y prueban tu debilidad, pero también recompensan y hacen regalos inesperados, por eso son tan especiales.

03.Diamond Hill

En esta ocasión, el saborear la cima iba a ser tan placentero como efímero, no se puede aplazar el descenso cuando se sabe que está a punto de desatarse una tormenta y, por otra parte, por delante quedaban algunos tramos peligrosos a los que enfrentarse si el viento volvía a hacer de las suyas, por ello, recogí enseguida la cantimplora, el bastón y la mochila y me propuse bajar cuanto antes, aunque de pronto, una idea terrible me asaltó. “¿Y si tanto esfuerzo cae en saco roto?”, en otras palabras, “¿Y si la palmo durante la bajada?, ¿cómo sabrán si he hecho cumbre o no? No quiero sufrir el destino de Mallory en el Everest. Necesito dejar una prueba de que estuve aquí”.

Comencé a pensar…”Podrías hacer otro mojón de… (no, no,…no seas bruto)”. “¿Qué ta si formas un mensaje con piedras, o con sangre, o con barro, o con turba, o con todo junto?” La verdad es que con el esfuerzo físico las neuronas descansan en ‘stand by’ y no están para tirar cohetes….¡Piensa! “Tienes fotos, eso debería bastar”. Bueno, tal vez, pero las fotografías también se pueden falsificar, además, yo odio las autofotos. Al final, se me ocurrió una idea: escribir un texto en el móvil y sacar una instantánea del mismo dejando claro que estoy en la cumbre, sin margen para la más mínima duda. Si me caigo por un barranco, ya sería muy mala suerte que se fastidiasen tanto la cámara como el teléfono. Por otra parte, es rebuscado, o sea, muy típico de mí.

Y eso fue lo que hice, escribí un texto corto pero muy personal en el móvil, me coloqué al lado del mojón de la cima y le saqué una foto a la pantalla y luego…, me fui al trote montaña abajo…

------

Durante largo tiempo he considerado si colgar o no esa foto en este post dedicado a la Diamond Hill, a fin de cuentas, una vez finaliza la aventura y se descansa en lugar seguro, las cosas se ven de otro modo. Tampoco quiero que se rían de la mierda de móvil que tengo (y que aún no he cambiado), aunque eso es lo de menos, más bien es la naturaleza íntima del texto escrito en condiciones difíciles (algunos saben que esta no es la primera vez que me he visto en circunstancias parecidas y hasta peores). En cualquier caso, tras mucho meditar, he decidido que lo voy a compartir. Solo se vive una vez,…no hay lugar para la vergüenza.

Gracias por ‘caminar’ conmigo y experimentar las vicisitudes a través del corazón de Connemara. Esto va por todos ustedes:

04.Diamond Hill

(con la foto además demuestro que…en la cumbre, sí había cobertura).

2 comentarios:

  1. Pero... ¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿WTF?????!!!!!

    Bueno fue gracioso que después de mearte encima y llenarte de turba, tuvieras ese "delirio orgásmico" que describes para que el acartonamiento fuera total, jajajajaja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buff, Alfrodo, te imaginas?? Arghhhh!!
      He tenido que revisar a ver si yo realmente escribí lo del 'delirio orgásmico' y sí, errr...anoche estaba un poco perjudicado, creo.

      Eliminar