09 septiembre 2010

Por un puñado de piedras

Moraleja: “En ocasiones hay que hacer caso de las guías turísticas…si algún lugar no viene en ellas es  porque quizás  no valga la pena visitarlo”

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Como dejé entrever en el post anterior, me quedaba una deuda pendiente con  los monumentos megalíticos dispersados alrededor del pueblo de Rosscarbery.

El recuerdo hiriente de la afrenta que viví al no encontrarlas me hizo diseñar un plan concienzudo para no fallar en mi misión una segunda vez.

Reservé una tarde en la que el clima acompañase, saqué nuevas fotos del mapa de la villa y me armé de una buena dosis de paciencia y determinación, antes de explorar nuevamente la zona, como un de la Cuadra Salcedo de pacotilla, en búsqueda de su tesoro: un puñado de ‘piedras en pie’.

Tengo que mencionarlas con ese nombre tan vulgar, porque es la traducción literal que emplean los ingleses. ¿Para qué complicarse la vida utilizando términos científicos como menhires o monolitos cuando hay maneras mucho más simples de apellidarlas, verdad?

Vamos a comenzar mostrando el mapa en dos partes y en él se puede comprobar que las ‘Standing Stones’ están marcadas del 1 al 7.

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Así a primera vista parece fácil, ¿no? Todos los objetivos con su numerito al lado, con multitud de edificios emblemáticos  y puntos para orientarse sin dificultad, con carreteras anchísimas que parecen invitarte a que te acerques, terrenos y casas que parecen a escala, etc., vamos que hay que ser torpe para no ver las piedras. Bueno, pues  esto que aparenta ser pan chupado, es en realidad un auténtico purgatorio de vías (decir rurales me parece demasiado benevolente), que se agrupan en una red (obviada en el mapa, por supuesto) de caminos de cabras para coches , con zarzas de tres metros de altura  y tramos de asfalto más estrechos que la raja de un pistacho. Una maraña laberíntica infernal en la que Neo no hubiese durado ni un suspiro.

Aunque parezca mentira aquí vive gente, sí. Y no se pierden, no. Y en medio, piedras en pie.

Cronológicamente no sucedió así, pero vamos a seguir el orden numérico para ir explicando la historia de cada lugar y de lo que me costó alcanzar cada tenique.

Piedra número 1

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La primera vez me encontré de frente con las casas que me impedían ver el monolito, pero al final conseguí dar la vuelta y encontrar un hueco entre los zarzales para sacar la cámara y tirar la foto. Desde el coche es completamente imposible avistarla. 

Una pequeña sorpresa inesperada. Resulta que en la misma finca descansaba otro grupito de monumentos prehistóricos pétreos.

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Piedra número 2

Este lugar a priori prometía, un señor círculo de menhires, sin embargo, temo decir que después de más de media hora rastreando el área, no lo encontré.

Saqué esta foto de un montículo pétreo a lo lejos, pero tengo serias dudas de que sea lo que estaba buscando, de hecho, casi seguro que no lo es, pero por si acaso…

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Algo positivo de este lugar: encontré unos parajes campestres dignos de ‘Bonanza’.

Algo negativo: cuando dejé ‘La Ponderosa’, otro vehículo y el mío nos cerramos el paso mutuamente y tardamos más de diez minutos en desatascarnos. Extrañamente los rasgos sonrientes del conductor me recordaron a los de los Cartwright.

Piedra número 3

En realidad, no era un menhir sino un pozo, así que opté por lo más prudente, pasar de largo. No me apetecía que me mordiese los tobillos un perro pastor ni que ningún miembro del clan de los O’Vejeros me sorprendiese con mis patas foráneas en sus terrenos. 

Piedra número 4

Complicada, muy complicada. Bastante recóndita y vestida de camuflaje. A lo lejos se puede confundir perfectamente con una vaca. Abandoné el coche en un sitio inverosímil con tal de llegar a ella.

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El trayecto mereció la pena tan sólo por disfrutar del jardín de una de las viviendas de los alrededores….figuras de santos a tamaño natural colocadas aquí y allá entre las flores. Fascinante.

Piedra número 5

Esta tiene su historia. Se levanta al lado de una finca al lado de la carretera principal. He pasado miles de veces por delante y nunca había reparado en ella, tampoco es que sea súper obvia, pero si que es visible desde la misma calzada. Ahora bien, obtener una foto no fue tan sencillo.

La operación básicamente consistía en dejar la mitad  del coche con las luces de emergencia en el mismo asfalto, rezar para que no apareciese la policía, esperar a que el tráfico permitiese saltar del coche a toda velocidad, abalanzarse sobre la maleza, apuntar con la cámara por encima de mi ‘moña’, disparar y salir pitando.

Ecuación rentabilidad / riesgo con saldo muy negativo, pero aún así…

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Ya de vuelta en el coche, me percaté que no había contabilizado todos los posibles perjuicios. Llevaba puestos los pantalones cortos y una rodilla se me puso del tamaño del muslo en cuestión de segundos. No era irritación, escozor, prurito… era dolor, ¡dolor! Crucé los dedos para que las causantes fuesen ortigas y no una ‘viuda negra irlandesa’ (el bicho).

A la media hora se me aliviaron los síntomas, lo que no impidió que durante ese intervalo sufriese una amalgama de visiones paranoicas de mi mismo en el Centro de Salud y alguien enchufándome Urbason  por vena….Total, por unas simples ortigas.

Piedra número 6

Un dolmen. Al fin una un poco diferente, aunque con un trasiego igual a los anteriores, vueltas y vueltas sin ver nada, paradas, búsqueda de ángulos diversos, encaramarse a las alturas para conseguir distintas perspectivas y al final optar por lo clásico, parar en una cuneta y peinar la zona con la mirada. Al final hubo éxito, fue en la tercera cuneta y sinceramente, creo que no hay muchos sitios más desde los que se puede conseguir una foto del dolmen sin traspasar una finca.

Aquí está:

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Piedra número 7

La última. El premio para acabar con una de las entradas del blog físicamente más desafiantes y agotadoras.

Después de un sinfín de suplicios vagando de uno a otro lado y más de tres viajes en días diferentes buscando la localización precisa del lugar, planeando en que lejano arcén aparcar el coche, estudiando en que punto exacto entre el muro de zarzas tenía que introducir la cámara para tomar la foto, al final, queridos amigos, todo tiene una recompensa, aquí está la imagen con la piedra:

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…no había ninguna.

 

“…llorando por ti,
llorando por ti,
y tú,lo dijiste tan claro
y me dejaste, en pie,
tan solo,
solo y llorando,
llorando, llorando, llorando…”

Crying – Roy Orbison

3 comentarios:

  1. Sí Alfrodo...y Yai...voló, voló....Esta noche seremos testigos del segundo advenimiento del Mesías...y aquí el tiempo apocalíptico....oooooooousss!!!
    No sé si mandarle el SMS ahora o más tarde cuando ya esté volando...Le desearé unas buenas vacaciones en el extranjero y le contaré la verdad, que el blog y mi vida en Irlanda es un montaje y que en realidad estoy 'exiliado' en una comuna hippie en lugar indeterminado de Fuerteventura...;P

    Bueno ya saben, conforme a los resultados de la encuesta, a partir de ahora y hasta que regrese a GC, el blog consistirá en entradas cortísimas pero muy frecuentes, tipo twitter...Espero que participen!

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  2. Mientras vete diciéndome donde está la comuna esa que me voy pa'llá. A mí unos pelillos de más en diferentes partes del cuerpo es algo que no me quita el sueño. ;)
    Ya coooñoo... ¿Te imaginas? Hay que mirar lo positivo, en ese caso le importaría un pimiento que le desviasen el vuelo a otro aeropuerto o que tuviera retraso (el vuelo también). Jajajajaaaa...
    Y otra cosa: ¿qué hace con la chorra? Hoy me ha mandado algunos mensajes desde el aeropuerto TF-Sur y parecía bastante cachondo con la zona infan... digo con las guiris que veía por allí. Es de lo que no hay.

    Sin acritud: vayan las puñeteras piedras a tomar por el mayor de los culos que uno pueda imaginarse, mano...

    Que disfrutes de SU estancia allí.

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  3. Lo mejor de la entrada niño es la mosca que hay en el LAGGON, no??

    Respecto a JB que decirte, suerte y tratalo muy bien pa que asi todos los demas nos decidamos definitivamente a ir a verte.

    Que perro el Alfrodo con lo de .... el retraso!!

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