A tiro de bici

Dos ventajas de este año con respecto al anterior son, por una parte, la mejoría del tiempo, frío pero con muchísimos días donde no llueve ni una gota y, por otro lado, que mi casero se ha contagiado de mi fiebre por hacer ejercicio y entre otros asuntos, se ha comprado una bicicleta.
Hablo de ventajas porque, uniendo lo uno y lo otro y gracias a mis dotes de persuasión (también en compensación por cuidar del perro cuando él no está), durante los últimos meses, y aprovechando el clima benigno, me he dedicado a 'pedir prestada' la bici para recorrer los alrededores.
Nada de las grandes etapas que me hacía hace años, que ya uno tiene una edad, pero si paseos cortos de no más de 1 hora de duración y a trote relajado, al estilo Verano Azul.

Y con esta introducción ahora les presento dos pueblitos, los más cercanos a Leap, que he nombrado en otras entradas pero que nunca he profundizado sobre los mismos: Glandore y Union Hall.
Ambos están fuera de la ruta convencional que va desde Cork a Skibbereen, uno a cada lado de la ría y en el que, en un mapa, Leap haría las veces de vértice. El triángulo se une por una carretera estrecha por la que no pueden transitar camiones y está adornada con un arcaico puente que cruza el estuario. En definitiva, una vía sin cunetas ni escapatorias, más o menos apta para ciclistas, pero no para peatones (lo intenté una vez y terminé desquiciado).



Podríamos hablar de pueblos casi gemelos, semi desérticos en esta época del año y llenos de turistas irlandeses y británicos en los meses estivales.

Glandore es un poco más pequeño, glamouroso y atrae a muchos veraneantes de renombre , quizás por su tranquilidad; además posee el aliciente de hallarse muy cerca del círculo de piedras de Drombeg. A mí, particularmente me gustan la Iglesia, el muellito y algunas de las calas escondidas por los alrededores.





Union Hall, sin ser mucho más grande, si goza de mayor ambiente. Tiene un puerto que alberga los botes de pesca local, algunas tabernas, un supermercado y, aunque está recogido entre colinas, está a su vez más abierto al mar y posee un buen paseo para caminar. Con un poco de suerte se puede llagar a algún acuerdo con los marineros y hacerse con algunas piezas de pescado fresco a buen precio.





Con el tiempo, tanto Glandore como Union Hall, a 5 minutos uno del otro, han ido ganando terreno con respecto a otros pueblos más alejados, cuando necesito pasar un rato tranquilo lejos del ordenador. Casi siempre en coche..., pero mejor en bici.

He dejado la foto más sosa para el final y sin embargo es de las más importantes (porque esconde otra sorpresa que tenía guardada en la manga para posibles visitas y que ahora paso a desvelar).



A la izquierda de ese matojo verde oscuro, se puede ver un barquito blanco, está demasiado lejos para adivinar la forma. Bien, en ese bote, previo trato con el dueño, un coleguita del señor K. (mi 'landlord'), está a disposición para llevar a un grupo de personas a navegar durante una jornada. Una excursión en la que aparta de paladear el aroma marino de West Cork, la costa de la zona, con sus islas y mil recodos, permitiría el avistamiento de toda la colonia de aves (incluyendo frailecillos) y hasta, quien sabe, con algo de fortuna, delfines y puede que alguna ballena. ¡Ahí queda la cosa!

"...Y esperaré el resto de mis días
porque sé lo que significa
caminar por mi mismo la solitaria calle de los sueños.
Aquí voy de nuevo, yo sólo
recorriendo el único camino que he conocido,
como un vagabundo, nací para caminar sólo.
Y he tomado una decisión,
no voy a perder más el tiempo..."

Here I go again - Whitesnake