In-clemencias meteorológicas

Cuando llegué a Irlanda ya sabía a donde venía: lluvia, lluvia, lluvia.
Este es el precio que hay que pagar para que las temperaturas se mantengan estables durante todo el año; no hace ni demasiado calor en verano ni los inviernos (aparentemente) son duros en exceso y ni siquiera nieva salvo en las montañas más altas.
La paradoja de que el clima sea más suave que en otras regiones de similar latitud se debe a que la corriente del golfo (cálida) recorre la isla por toda su vertiente occidental y mantiene los termómetros sin muchas variaciones, a cambio, eso sí, de descargar toda la humedad que ha ido acumulando al cruzar el océano y haciendo que la isla parezca un auténtico imán de borrascas.
La gente parece tomarse el tema con resignación y hasta el meteorólogo del canal de televisión estatal se permite ofrecer consejos del tipo: “mañana mejor se quedan en casa viendo un DVD porque el día va a ser triste, tristísimo,…miserable, vamos”, mientras por detrás se dibuja una silueta de la isla con una gran B encima y 2 ó 3 más que vienen en camino. Hay que reseñar que los pronósticos suelen ser acertados:…. “Mañana va a haber precipitaciones abundantes” y así se curan en salud y, si dicen que va a hacer sol, lo que no ocurre muy a menudo, es cuando se equivocan.
El que aquí llueva la mayoría de los días del año no significa que cuando lo haga dure toda la jornada; normalmente son lluvias copiosas pero fugaces y siempre hay intervalos soleados entre ellas. Además, cuando sale el sol después de un chaparrón, el verde parece más vivo y aseado, como cuando te limpias las gafas después de varios días.
Ni que decir tiene que el chubasquero se convierte en una segunda piel, es práctico e imprescindible, incluso cuando el día parece bastante apacible. Recuerdo que en una de las primeras semanas después de la mudanza, salí a dar un paseo con Barney porque estaba despejado y me apetecía caminar y, al ratito, observé un nubarrón oscuro a lo lejos y me dije a mí mismo: “igual esta noche chispea…”. No pasaron ni cinco minutos cuando tuve que volver corriendo a “cordón de zapato” y menos mal, porque la lluvia se convirtió en granizo que lo dejó todo blanco por unos minutos….”no es nada…sólo una tormenta de verano…” me dijeron.
Supongo que una de las razones que más me atraen de este clima es que no es para nada aburrido, siempre hay un punto de incertidumbre casi gratificante , es decir, el placer de no saber exactamente a que hora del día el cielo va a empezar a derramar cubos de agua. Otra de las ventajas es que es barato ya que no hace falta aire acondicionado ni ventilador y, la verdad, es que no he pasado calor en ningún momento salvo, a veces, dentro del coche, pero la solución es sencilla: mangas de camisa mientras conduces y chubasquero fuera.
A los lugareños les encanta hablar del tiempo, es uno de sus pasatiempos favoritos y un excelente tema para iniciar una conversación y también para acabarla. Pongo como ejemplo una breve charla que tuve hace unos días con un señor en una gasolinera de Galway y reconozco que la culpa fue mía por haberlo mirado a los ojos, (aquí no puedes mirar a nadie a la cara, porque es suficiente motivo para que empiecen a hablar contigo). Si, son así de amistosos (aunque ese es un tema en el que me gustaría profundizar detalladamente en el futuro).

Escena: Este señor anónimo y yo, llenando el depósito de nuestros respectivos coches y como 10 metros de separación entre uno y otro. El diálogo (a gritos) fue más o menos asÍ:

-SEÑOR ANÓNIMO: ¡Qué mierda!
-MIGUEL: ¿Cómo dice?
-SEÑOR ANÓNIMO: ¡Una auténtica mierda!
-MIGUEL: ¿Perdone?
-SEÑOR ANÓNIMO: ¡El tiempo, hombre! ¡Vaya mierda de tiempo!
-MIGUEL: …pues a mí me gusta

Fin de la conversación, el señor miró al cielo y volvió a concentrarse en su manguera y en su depósito mientras meneaba la cabeza de un lado a otro como dándome por chiflado.

Cambiando de tercio (aunque no mucho), he oído en las noticias que la semana pasada la costa Oeste de Irlanda se vio afectada por unos fragmentos perdidos del huracán Bill que cruzaron el océano en esta dirección. Dio la casualidad que yo había decidido recorrer esa parte de la isla durante esos días (que suerte la mía). Ahora paso a comentar algunos de los fenómenos meteorológicos de los que fui testigo y también sufridor durante ese viaje:

- El cazatornados
- La lluvia horizontal
- Jugueteando con las olas

(Continuará…)



“…hace mucho tiempo, alguien me dijo que la calma viene antes de la tempestad,
lo sé, hace tiempo que iba a llegar.
Cuando se acaba dicen que lloverá en un día soleado,
lo sé, brillando al caer como el agua.
Quiero saber, si alguna vez has visto la lluvia,
quiero saber, si alguna vez has visto la lluvia cayendo en un día de sol…”

Have you ever seen the rain? – Creedence Clearwater Revival