10 octubre 2013

Despedida a Phil Chevron



Esta semana nos ha dejado prematuramente Philip Chevron, el que fue guitarrista de la mítica banda de punk irlandés The Pogues. Phil fue uno de los compositores y cabezas visibles de este grupo junto al carismático Shane Macgowan, artífices ambos de tantos éxitos inmortales.


A modo de homenaje, el que fue su amigo Eamon Carr, miembro de otra legendaria banda irlandesa de rock celta – Horslips-, escribió una emotiva carta de despedida que fue publicada hace unos días por el Irish Independent y que creo que merece ser compartida para valorar en su justa medida el relevante papel de Philip Chevron en el éxito de la música de este país en las últimas décadas. Aquí está la traducción:

 HEMOS PERDIDO UN HÉROE CULTURAL. PHILIP, AMIGO MÍO, ERAS MAGNÍFICO

El hombre que lideraría el punk de ‘The Radiators from Space’ en los 70 antes de unirse a The Pogues había estado gravemente enfermo durante meses. Aún así, la noticia de su marcha cae como un jarro de agua fría.
Irlanda ha perdido un artista visionario y creativo cuyo trabajo y su estilo innovador contribuyeron enormemente en el cambio de nuestro panorama cultural para mejor.
Un reciente concierto tributo celebrado en Dublín en su honor demostró el modo en que la influencia de Philip se había extendido increíblemente desde el día en que a mediados de los años 70 el joven estudiante Phillip Ryan se introdujo en una de aquellas míticas cabinas telefónicas y emergió como Philip Chevron, el hombre que podría cambiar el mundo.
Y, no hay lugar a la duda, en aquel entonces necesitábamos ser salvados.
Los cambios experimentados alrededor del mundo occidental desde las revoluciones culturales de los 60 aún no habían hecho acto de aparición en Irlanda.

RADICAL
Pero este escuálido adolescente poseía radares que apuntaban hacia la reforma, el progresismo y el radicalismo en las artes.
Si se tiene en cuenta lo que había antes, es evidente que cuando Chevron cargó contra los muros no estaba simplemente atacando molinos de viento como algunos de sus detractores aludían. Él, pregonando con el ejemplo, lanzó una llamada de atención hacia los complacientes.
‘Difunde la verdad que quieren ocultar’, avisó en 1977 en ‘Enemies’, un tema del álbum ‘TV Tube Heart’.
Algunos rieron. Así era Irlanda después de todo. Pero hubo gente que la escuchó y la entendió. La fuerza de sus letras, la claridad de sus reflexiones, aireadas con humor e impaciencia, resultaron ser irresistibles e innegables. Philip fue siempre valiente, hasta el final.
Pero por aquel entonces había que tener agallas para ser un adolescente gay liderando una banda eléctrica en las catacumbas que significaba el punk rock. Para su eterna reputación, Philip nunca se prostituyó musicalmente, ni defraudó a su público.
Sobre 1976 cuando trabajamos juntos por primera vez, Philip produjo un disco de Agnes Bernelle, la gran exponente de las canciones de cabaret berlinés.

LOCURA
Fue entonces que comencé a darme cuenta de la amplia gama de intereses académicos de Philip. El teatro y el musical competían con el rock ‘n’ roll vintage y un emergente interés en el fútbol, mientras que su trabajo le colocaba en un lugar destacado en el panorama musical mundial.
A The Pogues no les importará que yo diga que él llevó una muy necesaria estabilidad a su desbocado torbellino de locura destructiva. No que él no contribuyese al caos de las colosales giras del grupo. Lo hizo. Y al final le pasaría factura.
Pere durante los 70 y los 80, ser un músico de rock era considerado una ocupación ligeramente menos peligrosa a la de corresponsal de guerra, lo cual no importunaba a Philip ,para él era una vocación más que un trabajo.
Irlanda ha perdido a su gran esteta punk. Y yo he perdido a un valioso amigo.
Ahí queda, lo he dicho. He intentado ceñirme al campo profesional, intenté que este pequeño artículo no se convirtiese en demasiado personal, pero no puedo. He perdido un amigo fiel, un confidente y un aliado. Alguien con una grandísima integridad, dignidad y coraje.
La muerte de Philip es una noticia devastadora y es doloroso revolver la memoria para extraer algunos retazos que compartir.
Quizás debería solo dedicarle unas pocas palabras a su gran generosidad.
Cuando Philip estaba trabajando en su álbum del pasado año ‘Sound City Beat’, me invitó a recitar la letra de ‘Dublin’ de Philip Lynott como introducción a su versión de la canción.

CONSIDERACIÓN
Percibí que Chevron estaba orquestando un ‘viejo triángulo’ entre 3 viejos amigos para que perdurase en el tiempo.
De hecho, en tanto y cuanto sus canciones sean interpretadas, el futuro de Irlanda será uno mejor. Gracias a los considerados y creativos esfuerzos de Philip Chevron.
Y mientas, como a tantos otros, le echaremos de menos, pero me queda una migaja de consuelo de saber, que, por una vez, encontré las palabras adecuadas para felicitarle en aquella asombrosa aparición en el Teatro Olimpia que se convirtiría finalmente en su despedida.
‘Philip, estuviste magnífico’, le dije. ‘Magnífico’.



“ The island it is silent now
But the ghosts still haunt the waves
And the torch lights up a famished man
Who fortune could not save”

Thousands are sailing – The Pogues


























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