El viernes pasado nos dejó a la edad de 74 años el que dicen era el mejor poeta anglosajón de la actualidad, el irlandés Seamus Heaney, el más importante de los nacidos en la isla desde W.B. Yeats con el que, curiosa y merecidamente, compartió el honor de recibir el premio Nobel (Yeats en 1923 y Heaney en 1995).
Comentan de Heaney, los que tuvieron el privilegio de conocerlo, que a pesar de todos los méritos y reconocimientos que recibió en vida y de ser venerado tanto por público como críticos, siempre fue una persona que destacó por su cercanía y humildad (a la altura de su genialidad), una rareza en los tiempos que corren. Como siempre ocurre en estos casos, el vacío que deja será imposible de rellenar, pero nos queda el consuelo del disfrute de su legado.
Entre sus muchas piezas maestras, algunas muy conocidas, me ha resultado difícil elegir un poema para homenajearlo, aunque al final me he decantado por uno ligado a la música y en cierta forma muy especial para mí porque se trata de su versión de la conocida leyenda de las Islas Blasket ‘Port na bPucaí’ (de la que hablé por aquí el año pasado) y que formó parte de un CD ‘The poet and the piper’ publicado conjuntamente con el músico Liam O’Flynn por el que siento debilidad (y que cómo no ha tenido también su hueco en el blog).
Así puess …‘The Given Note’ recitado por el propio Seamus Heaney en una de sus últimas apariciones
públicas:
On the most westerly Blasket
In a dry-stone hut
He got this air out of the night.
Strange noises were heard
By others who followed, bits of a tune
Coming in on loud weather
Though nothing like melody.
He blamed their fingers and ear
As unpractised, their fiddling easy
For he had gone alone into the island
And brought back the whole thing.
The house throbbed like his full violin.
So whether he calls it spirit music
Or not, I don't care. He took it
Out of wind off mid-Atlantic.
Still he maintains, from nowhere.
It comes off the bow gravely,
Rephrases itself into the air.
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