Sin dormir hasta...

Hace un par de meses, en la entrada que dediqué a Leap, hablé escuetamente de Paddy McNicholl, el ingeniero de sonido que revolucionó la comarca y, en concreto este pueblo, cuando decidió montar un estudio de grabación gracias al cual Leap comenzó a aparecer en los mapas y llegó a convertirse en referente del panorama musical irlandés.
Hoy quiero comentar un poco más de este irlandés que, procedente del Ulster, llegó un día para asentarse en West Cork y no descansó hasta materializar su sueño loco de restaurar el viejo pub Connolly's (de varios siglos de antigüedad) y convertirlo en un híbrido taberna/estudio que atrajo a músicos de todo el país, no sólo para grabar sino para interpretar en vivo sus temas al calor familiar de audiencias no muy numerosas, algo que sólo ofrecen los locales pequeños, tranquilos, pero con sello de autenticidad.
Y así fue el Connolly's durante muchos años, el hogar donde el anfitrión Paddy daba la bienvenida a todo el mundo y ya se le podía ver detrás de la barra tirando pintas, como en los controles de su mesa mezcladora, o si se terciaba, aporreando la caja y los platillos (un virtuoso de la batería) y siempre, haciendo gala de su lema personal: 'sin dormir hasta...'.
En el año 2007, con la llegada de la recesión, Paddy se vió obligado a cerrar el Connolly's, al menos como taberna, si bien, siguió funcionando ocasionalmente como estudio de grabación, aunque él le dedicase más tiempo a otros quehaceres (hace meses, comenté que se encontraba inmerso como colaborador en la gira de U2)...¡A pesar de sus 60 y pico años!
Desde que llegué aquí, he escuchado un montón de anécdotas sobre este personaje (la mayor parte me vienen del señor K., mi casero, grandísimo amigo de McNicholl e incondicional seguidor de los fines de semana del Connolly's, mientras estuvo abierto).
Más de una vez trataron de convencerme para dejarme caer por el antiguo pub y visitar los estudios, algo a lo que me negué porque para mí, ir a un pub sin bebidas y sin gente, es tan excitante como escuchar una partida de ajedrez por la radio. Confieso que tenía algo de curiosidad por conocer al artífice de un proyecto tan arriesgado y original pero, aún así, lo fui dejando pasar...

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Lamentablemente, jamás voy a poder conocer a Paddy en persona. Este pasado lunes por la mañana, la noticia sobre su fallecimiento cayó como una losa sobre el pueblo y, aunque no fue un hecho del todo súbito, si es cierto que no evitó que Leap quedase en estado de shock durante varios días.
Sin caer en matices amarillistas, Paddy había sido diagnosticado de una enfermedad incurable hace sólo unas semanas, pero nadie se esperaba que el desenlace fuese tan brutalmente rápido (aunque, dicho sea de paso, quizás haya sido mejor así). Una muerte sin sufrimiento (ni para él ni para su familia), que deja huérfano al pueblo de Leap que pierde así a uno de sus residentes más emblemáticos y a uno de los impulsores económicos de la zona y que priva de su 'eterna paciencia', como así lo describían, a sus allegados y amigos (entre los que se encuentra, el vecino Keith, que ni que decir tiene, estuvo un par de días moralmente devastado, pero que sacó fuerzas de flaqueza para escribir un poema de despedida a su colega). Versos que se fueron a la tumba sobre el féretro, además de su par de baquetas preferidas.
Con el permiso de Keith, en lugar de terminar esta entrada con un trocito de canción, voy a hacerlo con un fragmento del poema, que no traduciré para no quitarle ni un ápice de lo que él quiso expresar con sus palabras.

No sleep till the morning sun
Creeps o'er the windowsill
No sleep till my darling wife
tells me, she loves me still.
No sleep till my wonderful children
are safe, and free from harm,
and I can hold them one and hall,
cradle in my arms.
No sleep till all the rockers,
have rocked and rolled off home,
and once again 'tis silence,
becomes the deafening tone.

No sleep till - Keith H. (On the death of Paddy McNicholl, R.I.P., a saint to the music world and a good friend)

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(Continuará)