En 1990, la por aquel entonces casi desconocida Sinéad O’Connor estremeció a la escena musical de aquel periodo con el single ‘Nothing compares 2 U’, una versión de un tema original de Prince del que se sabía bien poco hasta ese momento. En este 2015 y, en lugar de celebrar las bodas de plata de la que se considera una de las mejores baladas de todos los tiempos, la siempre controvertida y genial cantante irlandesa nos sorprende con la noticia de que jamás volverá a interpretar esta canción de nuevo. La razón que esgrime es que ya no se identifica emocionalmente con ella.
Como ven, son dos noticias en una, por un lado el 25 aniversario de un tema que vendió allá por principios de los años 90 más de 10 millones de copias y que, con el paso del tiempo, lejos de caer en el olvido se ha convertido en un clásico inmortal (la revista Rolling Stone lo incluye entre las 200 mejores canciones de la historia de la música). Al éxito masivo ayudó ese video impactante en el que Sinéad O’Connor transmite de forma cruda y bastante creíble el dolor de una ruptura amorosa. Dudo que a estas alturas quede alguien que no lo haya visto, pero por si acaso, ahí va:
La segunda parte de la noticia es que Sinéad, tras 25 años, ha acabado del ‘Nothing compares 2 U’ hasta la coronilla. Es innegable que el tema fue el que le dio a la intérprete irlandesa el reconocimiento internacional y, en sus propias palabras, gracias al mismo pudo alcanzar la independencia económica de forma bastante rápida, sin embargo, parece que ya se ha cansado de tener que cantarlo una y otra vez (un fenómeno que no es inédito entre otros grandes de la música; se me ocurre ahora mismo el ejemplo de Mark Knopfler que en una ocasión dijo que odiaría tener que salir al escenario y verse obligado a tocar siempre el ‘Money for nothing’).
Esto es lo que ha dicho la cantante dublinesa:
“No quiero defraudar al público que venga a los conciertos para escuchar este tema, es por ello que comunico que no voy a interpretarlo más. Si lo hiciese tan solo para complacer a la gente no estaría haciendo un buen trabajo ya que no estaría sirviendo como vehículo emocional, estaría mintiendo y mi cometido es ofrecer honestidad. No puedo simular, no es la manera en que fui educada. A lo largo de los años he dejado de interpretar otras canciones por el mismo motivo”.
Así pues, estas imágenes podrían no repetirse más en sus conciertos:
Sin embargo, conociendo a la irlandesa y su propensión a moverse en extremos, no me extrañaría que volviese a cambiar de parecer en el futuro. De momento, en el videoclip de ‘Take me to Church’ de su último trabajo ‘I’m not bossy, I’m the boss’ (2014) ya deja claras sus intenciones tanto en la letra como en las imágenes de querer romper con el pasado, aparte de demostrar, una vez más, que posee una fuente de talento inagotable. Ojalá le dure 25 y muchos años más…
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